Japón eliminará o reducirá aranceles a productos agrícolas y alimenticios de Estados Unidos por un valor de 7.200 millones de dólares bajo el acuerdo comercial que ambos países han suscrito.
El sector agrícola japonés está muy preocupado por su futuro y es posible que la fuerza laboral de esta industria se reduzca ante las dificultades que se avecinan.
La agencia de noticias AFP ha recogido testimonios de japoneses que se dedican a la agricultura para conocer sus impresiones sobre el tratado.
Akio Kawai, un hombre de 61 años que posee 4.300 reses en Hokkaido, no se anda con medias tintas. «Los políticos no piensan para nada en nosotros los agricultores», se queja.
El agricultor dice que si bien la carne japonesa puede ser “deliciosa” y una garantía de seguridad, la carne estadounidense es muy barata y eso puede atraer a algunos consumidores.
Kawai no prevé dejar la agricultura, pero piensa que otros podrían abandonarla.
Harumi Yoshikawa, representante de una cooperativa agrícola en Hokkaido, sostiene que la calidad de la carne japonesa es suficientemente buena como para competir en el marco del TPP (tratado comercial con 11 países de la región Asia Pacífico), incluso si la carne importada es más barata.
Sin embargo, señala que la carne de EEUU está en capacidad de competir con la japonesa en términos de calidad. “Estamos preocupados», manifiesta.
Para un agricultor de la prefectura de Kanagawa, el acuerdo con EEUU es un “duro golpe” para los pequeños como él que solo tienen entre 30 y 50 vacas.
El hombre teme que muchos abandonen la agricultura, considerando además que están envejeciendo.
El entrevistado dice que los pequeños agricultores, que Japón podría perder, representan la mayor parte de la industria agrícola del país.
Hay expertos que cuestionan si el gobierno de Japón ha hecho lo suficiente para proteger a su industria agrícola.
Uno va más lejos. Nobuhiro Suzuki, de la Universidad de Tokio, declara a AFP que los negociadores japoneses ofrecieron concesiones a EEUU en el campo agrícola para proteger al sector automovilístico.
Hay que recordar que Japón prácticamente se vio forzado a negociar un acuerdo comercial con EEUU después de que este país amenazó con imponer mayores aranceles a los coches japoneses importados.
La idea de los negociadores era que EEUU no cumpliera su amenaza ofreciendo a cambio a los agricultores.
Mientras que la industria automotriz representa el 20 % del PIB japonés, la agricultura apenas alcanza el 1 %.
Por el momento, Japón logró que EEUU no eleve los aranceles. Sin embargo, aún resta una segunda etapa de negociaciones bilaterales sobre el sector automotor.
Más allá de lo que pase con la industria automovilística, Suzuki cree que como consecuencia del tratado se reducirá la producción agrícola en Japón. (International Press)
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