Los extranjeros son particularmente vulnerables cuando se produce un desastre en Japón debido a su desconocimiento del idioma. A menudo ignoran la gravedad de una situación o no saben qué hacer porque les falta información.
Las cosas pueden ser muy malas incluso para quienes poseen cierto dominio de la lengua japonesa. Lo acaba de vivir en carne propia Suzanne Leigh, una escritora freelancer estadounidense, tras el paso del devastador tifón Faxai en la prefectura de Chiba.
La mujer de 54 años vive sola en una zona montañosa en la ciudad de Kamogawa. En la madrugada del lunes 9, el tifón golpeó su casa como una “explosión”, revela en diálogo con Asahi Shimbun.
La casa donde vive se balanceaba como si hubiera sido sacudida por un terremoto. Leigh dice que sintió miedo por su vida y que apenas pudo dormir.
Por la mañana, descubrió que varios árboles de unos 10 metros de altura habían caído sobre el techo de la vivienda, y que un lado de la casa estaba al borde del derrumbe.
La policía llegó a su casa para ayudarla, pero la mujer, que lleva unos 10 años viviendo en Japón, estaba tan asustada que no podía comunicarse en japonés con los agentes.
Por suerte, una pareja de amigos estadounidenses, Tod McQuillin (50) y su esposa Kristen (53), la ayudaron. Ambos llevan más de 20 años en Japón y hablan bien el nihongo.
La pareja la ayudó para comunicarse con los funcionarios locales y le ofrecieron su casa para que se quedara.
Leigh dice que si no fuera por ellos, su situación habría sido mucho más dura.
En la ciudad de Ichihara, los residentes filipinos se están apoyado mutuamente tras el desastre.
Por ejemplo, una filipina de 56 años que lleva en la ciudad unas tres décadas alojó en su casa a una compatriota de 65 años durante cuatro días.
La mujer de 65 es paciente de diálisis y el tifón la dejó sin luz. La más joven, preocupada por la salud de su coterránea, se ofreció a darle una mano.
“Los amigos se ayudan mutuamente en una emergencia. Somos la familia de la iglesia”, dice la solidaria mujer. Las dos filipinas son católicas.
Para que los extranjeros tengan acceso a información sobre el desastre, el sitio web del gobierno de la prefectura de Chiba tiene una función de traducción automática para inglés, chino, español, portugués y coreano.
Sin embargo, para Eriko Suzuki, profesora universitaria especializada en inmigración, con eso no alcanza. “La función de traducción automática es insuficiente. Es necesario que haya explicaciones fáciles de entender», declara a Asahi.
La experta advierte de que muchos extranjeros ni siquieran saben qué es un centro de evacuación.
El gobierno de Chiba -afirma- debe buscar los mejores lugares para proporcionar información a los residentes extranjeros; por ejemplo, iglesias, mezquitas, tiendas de productos extranjeros, etc. (International Press)
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