Kenta Ochiai vive en un locker con una superficie de 1,5 tatamis en el centro de Tokio. Su “vivienda” no tiene ventana, y en el techo hay una bombilla que está encendida las 24 horas del día y que no se puede apagar. Si no fuera por su teléfono celular, no sabría si es de día o de noche.
Por ese diminuto espacio paga 10 mil yenes (92,8 dólares) al mes.
Ochiai es un hombre de 44 años que le cuenta a la revista Spa! cómo vive alguien que solo gana 100 mil yenes (928 dólares) al mes. Japan Today reproduce el reportaje.
El hombre es un jornalero (gana por día trabajado). No especifica qué trabajo realiza, pero cuenta que lo hace de noche. Durante el día dormita en una biblioteca pública o un sitio parecido. Se alimenta con lo más barato que consigue en una tienda de conveniencia.
Solo duerme en el locker el día que no trabaja de noche. Dormir ahí -en un espacio tan reducido, sin ventilación- a 35 grados en pleno verano debe de ser una pesadilla. Enfría su almohada con latas de té helado.
Otro caso similar es el de Shinji Yamakita (un seudónimo como Kenta Ochiai). También es jornalero, aunque a él le va a un poco “mejor”: gana entre 110 mil y 130 mil yenes (1.021 / 1.207 dólares) al mes. Trabaja en lo que encuentre buscando en internet: actualmente, en un almacén.
Yamakita es lo que se denomina un «refugiado de cibercafé» en Tokio. Ahí vive, duerme. Dormir no es nada fácil con los ronquidos de un montón de gente que como él se refugia en el edificio de un cibercafé que alberga 150 habitaciones chiquitas, ocupadas por personas que duermen sobre hojas de plástico en el piso.
El penetrante olor -mezcla de sudor, polvo y ramen- del lugar tampoco ayuda a dormir. ¿Privacidad? Imposible.
Yamakita tiene 37 años y trabajó en obras de construcción hasta que se enfermó. El hombre tiene la esperanza de que el trabajo en el almacén se vuelva estable. Con suerte, dejará de ser un refugiado de cibercafé. (International Press)
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