Asahi: organizaciones en Japón reciben sobornos por aceptar a aprendices extranjeros

Trabajador vietnamita en Japón.


En 1993, el gobierno de Japón lanzó un programa de capacitación técnica dirigida a jóvenes extranjeros para que reciban entrenamiento laboral en Japón durante un periodo determinado, al cabo del cual deben retornar a sus países para aplicar en ellos lo aprendido.

26 años después, el programa sigue vigente. Sin embargo, ha recibido numerosas críticas por convertirse, a menudo, en una fuente de mano de obra barata para las empresas niponas, y hacer de los aprendices víctimas de salarios impagos, explotación laboral, etc.


Lo malo no acaba ahí. Asahi Shimbun denuncia que hay organizaciones de supervisión japonesas -encargadas de colocar a los aprendices extranjeros en trabajos- que reciben sobornos.

Los sobornos provienen de agencias extranjeras, de países como Vietnam y Myanmar, que ofrecen a los jóvenes la oportunidad de trabajar en Japón a cambio de un pago.

El representante de una agencia en Myanmar le mostró al diario japonés una sección secreta del libro de cuentas de la compañía.

En él consta que la agencia, que está certificada por el gobierno de Myanmar para enviar personal a Japón, recibió un total de 15,12 millones de kyats (1,1 millones de yenes o 10.300 dólares) de cuatro aprendices como pago para que puedan formar parte del programa de capacitación técnica en Japón.


Descontando los gastos de elaborar cartas de recomendación y presentar las solicitudes de visado, la agencia obtuvo una ganancia de aproximadamente 12,98 millones de kyats.

De dicho monto, exactamente la mitad se pagó a una organización japonesa para que acepte a los aprendices y los coloque en Japón.

El representante de la agencia admitió que el pago era un soborno. «No queremos pagarlo, pero no hay nada que podamos hacer», dijo.

El año pasado, la mencionada compañía pagó más de 2 millones de yenes (18.700 dólares) en sobornos por unos 20 aprendices (entre ellos los cuatro mencionados).


La organización nipona aludida negó haber recibido sobornos y se abstuvo de entrar en detalles.


Sin embargo, agencias en Myanmar y Vietnam que envían aprendices a Japón reconocieron el pago de los sobornos a diversas organizaciones japonesas.


Hay una fuerte competencia por estos trabajadores. Mientras más aprendices mandan a Japón, más dinero pueden recaudar las agencias extranjeras, motivo por el cual “incentivan” a las organizaciones japonesas para que los acepten y coloquen en trabajos.

Los perjudicados son los aprendices, pues de sus bolsillos sale el dinero que ganan las agencias en sus países de origen y las organizaciones japonesas.

En el papel hay un límite para el monto que un aprendiz debe pagar: 2.800 dólares en Myanmar y 3.600 dólares en Vietnam. Sin embargo,una agencia puede cobrar más de 10 mil dólares para asegurar sus ganancias así como el soborno a los japoneses.

La mayoría de los aprendices piden prestado una gran suma de dinero para pagar a las agencias y costear su viaje a Japón.

El hecho de ser grandes deudores los pone en una situación de vulnerabilidad, razón por la cual aguantan maltratos (horas de trabajo en exceso, salarios inferiores a lo pactado, etc.).

Sus condiciones de trabajo son malas, pero para ellos peor es quedarse sin trabajo y no tener dinero para pagar sus deudas. La situación puede ser tan difícil que algunos se suicidan.

Akira Hatate, director de una asociación que apoya a los aprendices extranjeros, exhortó a las autoridades japonesas a actuar para poner fin a los sobornos a las organizaciones niponas (cámaras de comercio locales, cooperativas industriales o agrícolas, etc.).

Para operar, estas organizaciones necesitan una licencia proporcionada por el gobierno de Japón. En teoría no tienen fines de lucro y está prohibido que reciban pagos como parte del programa de capacitación técnica.

¿Cuántas hay en Japón? Alrededor de 2.700 registradas ante la Organización para la Capacitación de Aprendices Técnicos, una entidad encargada de supervisar a las instituciones que reclutan o emplean a los aprendices extranjeros.

Se desconoce cuántas organizaciones han aceptado sobornos, según Asahi.

Algunas rechazan las ofertas de pagos ilegales. Una de ellas, con sede en Kyushu, ha recibido a cerca de 40 aprendices vietnamitas y rechazado el dinero ofrecido como “muestra de agradecimiento” por la agencia que los envió a Japón. (International Press)


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