FUKUSHIMA .- J Village Fukushima, el gran complejo deportivo que fue usado como base de acción ante el accidente nuclear de 2011, ha vuelto a funcionar en todo su esplendor y se ha mostrado al mundo listo para cumplir su papel en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Desde aquí partirá, 26 de marzo del próximo año, la antorcha olímpica que recorrerá el país entero antes de llegar a Tokio el día de la inauguración de los Juegos, el 24 de julio.
Japón ve en las instalaciones de J Village, escenario habitual de las prácticas de sus selecciones nacionales de fútbol y equipos de varias disciplinas, un símbolo de la reconstrucción de Fukushima y un mensajero de esa imagen hacia el extranjero.
Tras un devastador terremoto y tsunami, varias explosiones de hidrógeno destruyeron los reactores 1, 3 y 4 de la Central Nuclear Fukushima Daiichi entre el 12 y el 15 de marzo de 2011. El reactor 2 también fue afectada.
Los hermosos campos de la villa deportiva, que en 2010 había recibido a casi 500.000 usuarios, se convirtieron en estacionamiento para las unidades que salían a combatir la contaminación de la central o a recoger los escombros de las ciudades. Sus alrededores se llenaron de viviendas prefabricadas.
La expansión de la radioactividad había obligado a evacuar, en parte o totalmente, 12 ciudades, pueblos y aldeas de la prefectura de Fukushima. Más de 160.000 personas tuvieron que abandonar sus casas, de las cuales más de 40.000 aún no han podido regresar y viven repartidos por Japón.
El terremoto y tsunami habían hecho lo suyo: 4.100 personas murieron, unas 15.000 casas fueron destruidas y 82.000 resultaron seriamente dañadas. Ciudades completas, pistas y edificios fueron arrasados.
EL NUEVO ESCENARIO DE LA RECONSTRUCCIÓN
Ocho años después, la fotografía de la calamidad está cambiando drásticamente. La impresión visual entre la estación de tren de Iwaki y el J Village en Naraha, con centenares de viviendas nuevas, centros comerciales y carreteras y pistas reconstruidas, así como máquinas en plena faena, son el reflejo de los datos.
El 98% de las construcciones públicas han sido sometidas a restauración y se ha completado el 94% de los trabajos.
¿Y la radioactividad en el complejo deportivo ubicado a solo 20km de la central nuclear? “La radiación ya no representa ningún problema aquí”, afirmó Shunji Miura, gerente general de la División de Seguridad Nuclear de Fukushima.
La radiación en el aire de Naraha es de 0.08 microsieverts/hora, por debajo del 0.11 de Londres y similar al 0.07 de Pekín. La web de J Village actualiza diariamente este índice y lo compara con otras ciudades japonesas para transparentar su información pública.
Centenares de niños revoloteando en los campos de la villa deportiva y torneos de fútbol para aficionados además de conciertos de música masivos, que se anuncian cada semana en su sitio en twitter, son una muestra de los niveles de seguridad que Fukushima se esfuerza por mostrarle tanto a los japoneses como al mundo.
LA ENERGÍA DE FUKUSHIMA EN UN MATSURI
La fortaleza y energía del pueblo de Fukushima pudo palparse la tarde del 2 agosto en el marco del Waraji Matsuri, un festival que este año cumplió 50 años rindiendo tributo por la salud del pueblo y la prosperidad en los negocios.
No hay andas que se levanten para venerar a un dios de la naturaleza. La imagen es un par de sandalias de paja inspiradas en costumbres de 400 años de antigüedad y que miden, cada una, 12 metros de largo.
Unos 40 varones llevan las sandalias en hombros y las levantan a ritmo del Waraji Odori, el alegre baile del festival, para que el público pueda tocarlas para absorber la buena suerte.
Es uno de los festivales japoneses de energía y alegría pocas veces vistas y que no altera su intensidad en los tres días que dura.
“Esperamos este festival todo el año. Cuando llega la fecha hay una liberación de energía y felicidad que nos contagia a todos”, afirmó Takayuki Kato mientras avanzaba junto a un grupo de participantes por la calle Motomachi en la ciudad de Fukushima.
EL TURISMO Y LA AGRICULTURA AÚN GOLPEADOS
Unas 300.000 personas asisten al festival y ninguno de los consultados para esta nota dejó de resaltar la fortaleza de espíritu del pueblo ante la adversidad, ni de pedir probar las frutas de Fukushima y de visitar la prefectura.
La reconstrucción ha avanzado de manera impresionante, pero no lo suficiente para hacer que los turistas locales y extranjeros vuelvan a la zona a los mismos niveles previos al desastre de 2011.
Las estadísticas también muestran que los precios para las frutas de la zona no son aún favorables para los productores de Fukushima. Su durazno, uno de los más deliciosos de Japón, vale menos en el mercado que el promedio nacional a pesar de que supera todas las inspecciones de seguridad alimentaria.
AZUMA, EL OTRO SÍMBOLO DE LA RECONSTRUCCIÓN
El Estadio de Béisbol de Azuma es otro símbolo de la reconstrucción de la región y escenario oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Está a 70km de la central de Fukushima y no representa riesgo alguno.
Azuma posee un diamante imponente con capacidad para 30.000 espectadores. Un pelotón de 24 periodistas extranjeros ha podido fotografiarlo tras su remozamiento y ha pisado por primera vez su novísimo gramado sintético.
Aquí habrá béisbol y softbol olímpico los días 22 y 23, antes de la inauguración oficial de los Juegos en Tokio, y disfrutará de una fecha más el 29 de julio.
UNA LEYENDA DEL BÉISBOL PROMUEVE FUKUSHIMA
Cerca del estadio, el pasado 2 de agosto se realizó la Feria Mundial de Béisbol Infantil (WCBF) que en Japón es presidido por la leyenda de este deporte, Sadaharu Oh (79). Este año más de un centenar de niños de varios países, entre ellos de Argentina y Perú, participaron en la actividad, que sirva para hacer amigos y aprender los fundamentos del deporte.
Oh, uno de los reyes mundiales del home run con 868 en toda su carrera, se presentó para apoyar la imagen de reconstrucción de la región.
“Fukushima está lista y por eso decidimos hacer la feria este año aquí. Cuando la gente vea que niños de todo el mundo juegan aquí, todos se van a sentir más seguros”, manifestó Oh. “Estoy muy agradecido a los padres que dieron su permiso y enviaron a sus hijos”.
También reflexionó sobre la reconstrucción de Fukushima. “El tsunami arrasó todo en un momento. Volver a recuperarse del todo demorará quizá 50 o 100 años y aunque pase tanto tiempo todos nos esforzaremos para lograrlo”, afirmó.
Sobre los Juegos Olímpicos 2020, Oh kantoku (el entrenador Oh) se atrevió a dar su vaticinio para la Selección Nacional de Béisbol de Japón: “Si logramos derrotar a Estados Unidos, que es el mejor, podemos ganar la medalla de oro”. (Luis Álvarez / Nancy Matsuda – International Press)
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