El Ejército Imperial Japonés empleó armas químicas en su guerra contra China en 1939, según un informe que por primera vez prueba su uso por parte de Japón, reveló el historiador japonés Seiya Matsuno.
El reporte fue elaborado por un batallón del ejército nipón estacionado en el norte de China, informó Kyodo.
De acuerdo con el informe, los japoneses utilizaron municiones que contenían dos tipos de sustancia: una, causaba inflamación en la piel y las membranas mucosas; la otra, dolor extremo en el sistema respiratorio.
El informe de alrededor de 100 páginas registra los bombardeos, copias de las órdenes para usar municiones de gas nervioso y la estrategia de batalla llevada a cabo en la provincia de Shanxi en julio de 1939, dos años después del estallido de la guerra entre los dos países.
Después de recibir órdenes de sus superiores, el batallón elaboró planes para el uso de proyectiles «amarillos», que contenían la primera sustancia, y los proyectiles «rojos», que llevaban la segunda.
Es tan detallado el reporte que revela, por ejemplo, que el 6 de julio Japón disparó 31 proyectiles «rojos», y que el 17 del mismo mes lanzó 60 proyectiles «rojos» y 28 «amarillos». El día 18, disparó 140 proyectiles «rojos» y 20 «amarillos».
El uso de proyectiles «rojos» se consideraba necesario para sacudir al enemigo desde su base segura en las montañas, mientras que los «amarillos» eran calificados como «sumamente efectivos».
El Ejército Imperial Japonés destruyó todos los registros de la guerra después de su derrota. El informe descubierto, el primero en el que el mismo ejército detalla el uso de gases venenosos, habría sido mantenido personalmente por un miembro del ejército.
El historiador señaló que el ejército japonés “era muy consciente de que estaba violando el derecho internacional” y que probablemente usó los gases venenosos en lo profundo de las montañas de la provincia china para que fuera más difícil que se supiera.
El uso de armas químicas estaba prohibido por el Convenio de La Haya de 1907 que Japón ratificó.
«Revelar lo que sucedió en el campo de batalla durante la guerra sino-japonesa es solo la punta del iceberg. Debemos investigar la verdad para aprender de ella y evitar que esta historia trágica se repita», subrayó el historiador. (International Press)
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