Nagisa Kurihara, la madre de una niña de 10 años que murió en enero en la prefectura de Chiba como consecuencia de los abusos de su padre, fue condenada a 30 meses de prisión, pena suspendida durante cinco años con libertad condicional, por complicidad con su esposo, informó Kyodo.
Según el fallo del Tribunal de Distrito de Chiba, Nagisa no denunció los maltratos de su esposo a su hija Mia y siguió sus órdenes de no alimentarla.
Nagisa era la única persona que podía ayudar a la niña, pero en vez de hacerlo se puso del lado del agresor, dijo.
El tribunal también señaló que al sufrimiento de la niña por los maltratos de su padre se sumó el causado por la complicidad de su madre.
Sin embargo, el tribunal también reconoció que la mujer era víctima de los abusos de su esposo, Yuichiro Kurihara.
Para la mujer, que sufría de trastorno bipolar y depresión, era difícil oponer resistencia a su esposo debido que también era blanco de sus maltratos, según el fallo. Por eso, ha recibido una pena suspendida con libertad condicional.
Los fiscales habían solicitado dos años de prisión efectiva.
Mientras tanto, el padre está acusado de agresión causante de muerte por el caso de su hija y de agresión contra su esposa. Su juicio aún no ha empezado.
El caso tuvo un fuerte impacto en la sociedad japonesa y evidenció la negligencia de diversas autoridades que no supieron proteger a una niña que en noviembre de 2017, un año y dos meses antes de su muerte, reveló en su escuela que su padre le infligía castigos corporales. (International Press)
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