El 5 de junio, Rina Ikeda (21) y su novio, Kazuya Fujiwara (24), fueron arrestados por la muerte de la hija de ella, una niña de dos años que falleció como consecuencia de los abusos de los que era víctima.
La niña posiblemente estaría hoy viva si las autoridades encargadas de proteger a los menores como ella hubieran actuado con mayor diligencia.
Su caso revela, por otro lado, que la escasez de trabajadores en Japón puede tener consecuencias mortales.
Un centro de consulta infantil en la ciudad de Sapporo admitió que rechazó una solicitud de la policía para acompañarla a visitar a Ikeda y su hija, cuando ella aún estaba con vida, para verificar si era víctima de abuso.
El centro dijo que si hubieran acompañado a la policía habrían podido certificar el abuso contra la niña.
«En realidad deberíamos haber ido (a su casa). Pero en lugar de eso, se lo dejamos a la policía», reconoció el director del centro, que explicó que rechazaron la solicitud de la policía por falta de personal suficiente.
Cada trabajador del centro, explicó, debe atender más de cien casos al mismo tiempo.
Mainichi Shimbum relata los hechos:
El 12 de mayo, un vecino de Ikeda llamó a la policía para avisar de que la niña lloraba. Al día siguiente, la policía acudió a la vivienda de la mujer, pero no pudo ver a la niña y le comunicó al centro de consulta infantil que sospechaba que la pequeña era víctima de abuso.
El día 14, la policía acordó una reunión con la madre y la hija la noche siguiente, y le preguntó al centro si algún funcionario podía acompañarlos. «Todos nuestros trabajadores están ocupados con otros casos, no tenemos a nadie que pueda responder a la solicitud», contestó el centro.
La policía visitó la vivienda el 15 y descubrió que la niña tenía las mejillas amoratadas y curitas en la planta de los pies. La madre explicó que su hija se había herido en los pies tras pisar un alisador de pelo y que los moretones en el rostro eran por una caída.
La policía le creyó a la mujer y concluyó que no había abuso. El centro de consulta infantil, sin investigar in situ el caso, dio por bueno el informe policial.
La responsabilidad del centro de consulta infantil se agrava considerando que entre septiembre de 2018 y abril de 2019 recibió reportes de los vecinos de Ikeda sobre posibles maltratos a la niña.
La niña no era alimentada lo suficiente por su madre. Pesaba menos de diez kilos, por debajo del peso promedio de 12 kilos para una niña de su edad. (International Press)
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