Los hikikomori han cobrado indeseado protagonismo en Japón por el apuñalamiento masivo cometido por un hombre en Kawasaki que mató a dos personas y el asesinato perpetrado por un anciano contra su propio hijo, por temor a que este actuara como el atacante de Kawasaki.
Los trágicos hechos han remecido en particular a los ancianos que tienen hijos hikikomori de mediana edad.
Una mujer de 71 años cuya hija lleva unos 30 años aislada de la sociedad declara a Asahi que sintió ambos incidentes como golpes muy cercanos.
La septuagenaria, que reside en Tokio, vive con su hija, pero no habla con ella desde hace cinco años. La hija se recluyó en casa desde que se rehusó a ir al colegio.
La anciana teme que su hija, una mujer en la cuarentena, pueda seguir los pasos del asesino de Kawasaki, un hombre descrito como hikikomori.
Una vez su hija trató de suicidarse con un cuchillo de cocina. La anciana quedó tan asustada por el incidente que lo mantuvo en secreto.
“Sé que no debería avergonzarme de mi hija. Sé que no debería mantenerlo en secreto. Pero lo hago todo el tiempo porque tengo miedo de que mi hija cause problemas fuera de casa. He estado deprimida, odiándome a mí misma», confiesa.
La entrevistada, cuya identidad no se revela, dice que siente que no puede contarle a nadie sus temores de que su hija pueda cometer actos violentos fuera de casa.
A la anciana, como a todos los padres de hikikomori de mediana edad, le preocupa el futuro. ¿Qué ocurrirá con su hija cuando ella muera? ¿Quién la cuidará, quién velará por ella?
Rakunokai Lila, una organización sin fines de lucro que apoya a los hikikomori y sus familias en Tokio, no deja de recibir llamadas telefónicas desde el ataque de Kawasaki.
Otochika Ichikawa, director de la organización y cuya hija fue hikikomori, revela que la mayoría son de padres sexagenarios y septuagenarios que buscan consejos sobre cómo lidiar con la situación de sus hijos hikikomori.
Hay padres que, como la mujer entrevistada por Asahi, tienen medio de que sus hijos cometan actos violentos o causen problemas.
También han recibido llamadas de hikikomori de mediana edad, preocupados por la exposición pública de la que ahora son objeto. Si antes se rehusaban a salir de casa, ahora con mayor razón.
Los expertos coinciden en que los padres deben buscar la ayuda de los funcionarios de salud del gobierno. Eso fue lo que no hizo el exembajador Hideaki Kumazawa, que asesinó a su hijo de 44 años por miedo a que hiciera lo mismo que el autor del ataque de Kawasaki.
Gran cantidad de gente ha expresado en las redes sociales su simpatía con Kumazawa. Por supuesto, eso está mal. Un especialista consultado por Asahi dice que el mensaje no debería ser ese, sino que está bien pedir ayuda. (International Press)
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