El destino de la familia imperial japonesa descansa sobre Hisahito, un niño de 12 años.
Cuando el príncipe Naruhito ascienda al trono el 1 de mayo, su hermano menor Akishino será el primero en la línea de sucesión. El segundo será el hijo de este, Hisahito, el último heredero varón.
El emperador Akihito tiene cuatro nietos. El único varón es Hisahito. Ninguna de sus tres nietas podrá ocupar el trono porque la Ley de la Casa Imperial, vigente desde 1947, prohíbe que las mujeres asciendan al Trono de Crisantemo.
Es decir, Aiko, la hija adolescente de Naruhito, el futuro emperador de Japón, jamás podrá sustituir a su padre. Simplemente por ser mujer.
Y si Hisahito no tiene hijos varones, ¿quién ocupará el trono de Japón? Nadie, a menos que cambie la ley. (Si Aiko tuviera un hijo varón, este no podría ser emperador porque la sucesión solo procede por línea paterna).
Hay que recordar, además, que las mujeres que forman parte de la familia imperial nipona pierden su estatus cuando se casan con plebeyos.
Si bien una encuesta realizada por Yomiuri Shimbun entre octubre y noviembre del año pasado reveló que casi dos tercios de los japoneses quieren que se revise la ley para permitir que las mujeres asciendan al trono, la posibilidad parece remota, según AFP.
Los tradicionalistas se oponen de manera tajante a cualquier cambio en la ley. Lo paradójico, sin embargo, es que ha habido hasta ocho emperatrices en Japón. La última, Gosakuramachi, ocupó el trono hace unos 250 años.
En 2017, la Dieta aprobó una legislación especial para permitir a Akihito abdicar (la ley imperial solo contempla la sucesión póstuma) e instó al gobierno de Japón a evaluar con prontitud posibles reformas para permitir que los hijos de las mujeres de la familia imperial puedan ser emperadores. El gobierno dijo que estudiará el tema después de la ascensión de Naruhito.
Sin embargo, el gobierno ha decidido que solo los miembros varones de la familia imperial participen en la ceremonia principal de abdicación de Akihito, durante la cual su hijo heredará las galas tradicionales, como una espada sagrada y una joya.
Por otro lado, la sexista ley imperial ha sido la causante del estrés que sufre la princesa Masako, esposa de Naruhito, por no haber tenido un hijo varón.
La gran presión para Masako, que en 2001 dio a luz a Aiko, disminuyó cuando en 2006 nació Hisahito.
Hideto Tsuboi, profesor de literatura e historia japonesa moderna en el Centro Internacional de Investigación para Estudios Japoneses, afirma que la enfermedad de Masako personifica la diferencia entre la realeza japonesa y la británica.
Los miembros de la familia imperial japonesa «no disfrutan de los derechos humanos normales” debido al excesivo énfasis que se pone en el sistema de sucesión de linaje masculino, a diferencia de la monarquía británica.
En la misma línea se pronuncia Yuji Otabe, profesor de historia japonesa en la Universidad de Bienestar de Shizuoka, quien señala la gran presión que sentirá cualquier mujer que se case con un miembro de la familia imperial para tener un hijo varón.
«¿Quién querrá casarse con Hisahito?», pregunta.
Mizuho, una mujer en la treintena que reside en Tokio, seguramente expresa la opinión de muchos de sus compatriotas en declaraciones a AFP: «Me pregunto por qué la princesa Aiko no puede ascender al trono. Si es solo porque es una chica, entonces creo que está fuera de lugar en la era actual. ¿Por qué no permitimos mujeres herederas como la reina Isabel en la monarquía británica?», pregunta. (International Press)
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