El año pasado, Japón deportó a 16.269 extranjeros, un 19 % más que en 2017, según cifras del Ministerio de Justicia, informó Kyodo.
Las más de 16 mil personas fueron deportadas porque su visa expiró, por realizar actividades no permitidas de acuerdo con su estatus o por otras violaciones a la ley de inmigración.
Más del 60 % trabajaba ilegalmente.
Por nacionalidad, los cuatro grupos más numerosos provinieron de:
- Vietnam: 4.395 personas
- China: 4.185
- Tailandia: 2.101
- Filipinas: 1.692
Por otro lado, el Ministerio de Justicia informó de que en 2018 el número de solicitudes de asilo descendió por primera vez en ocho años.
La caída fue fuerte: un 47 % menos (10.493 solicitantes).
El descenso se explica por el endurecimiento de las normas con respecto a las solicitudes de asilo.
El gobierno de Japón decidió ponerse más estricto debido a que desde 2010 el número de solicitudes de asilo comenzó a crecer muchísimo. ¿El motivo? Ese año Japón comenzó a otorgar permisos de trabajo a los solicitantes de asilo seis meses después de presentar su solicitud.
Como resultado, muchos extranjeros decidieron pedir asilo no porque lo necesitaran realmente, sino para tener la oportunidad de trabajar en el país.
Los solicitantes de asilo procedían de 74 países, entre ellos: Nepal (el más numeroso), Sri Lanka, Camboya, Filipinas y Pakistán. Estos cinco países representaron el 55 % del total.
El año pasado, Japón otorgó asilo a solo 42 personas (sin embargo, el número fue mucho menor en 2017: 20).
Los beneficiados el año pasado eran oriundos de países como República Democrática del Congo (13), Yemen (5) y Etiopía (5).
Por otro lado, Japón emitió permisos de residencia para 40 extranjeros de países como Pakistán y Siria. (International Press)
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