Eri Matsushita, una mujer de 30 años que reside en la ciudad de Okazaki, prefectura de Aichi, deberá cumplir una pena de tres años y medio en prisión por la muerte de uno de sus tres hijos.
Asahi Shimbun cuenta la historia de esta madre de trillizos superada por la ardua tarea de criar a tres bebés.
El 11 de enero del año pasado, el bebé de once meses comenzó a llorar en su habitación. Matsushita contó que ella, a su vez, comenzó a sentir náuseas y que su corazón latía con rapidez.
La madre sacó a la víctima de su cama, lo llevó a la habitación de al lado, que tenía tatami, y lo tiró al suelo. Matsushita alzó al bebé y lo dejó caer nuevamente. La mujer dijo que se sintió un «poco calmada» después de hacerlo.
Acto seguido, llamó a una ambulancia y le dio un masaje cardíaco a su bebé durante unos nueve minutos hasta que el vehículo llegó.
Por desgracia, la víctima falleció por daño cerebral dos semanas después en el hospital.
Matsushita quedó embarazada de trillizos después de someterse a un tratamiento de fertilidad. Los tres bebés nacieron con bajo peso el 23 de enero de 2017.
«Me sentí muy apegada a ellos cuando los vi por primera vez. Estaban luchando por su supervivencia», dijo en el tribunal. Sin embargo, la crianza de trillizos resultó ser mucho más dura de lo que esperaba.
Matsushita les daba leche de fórmula hasta 24 veces al día. Dormía muy poco. Cuando los bebés comenzaban a llorar al mismo tiempo, no sabía cómo acunarlos juntos. La mujer dijo que cuando escuchaba sus llantos sentía dolor.
Después de dar a luz, pasó un tiempo en la casa de sus padres recuperándose. No obstante, ellos no podían ayudarla porque tenían que encargarse de su restaurante.
La mujer volvió a casa con su esposo, que pidió una licencia de seis meses. Sin embargo, el hombre no era bueno para cambiar pañales y los bebés lloraban cuando él los cargaba, así que la mayor parte del trabajo recaía en ella.
La situación empeoró cuando el permiso de su esposo acabó y tuvo que volver al trabajo. La responsabilidad de criar a los hijos y hacer las tareas domésticas cayó totalmente sobre sus espaldas.
El segundo era el más difícil de cuidar. A menuda vomitaba y lloraba. Su crecimiento parecía más lento que el de sus hermanos.
La culpa comenzó a atormentar a la mujer, que se sentía una persona terrible porque no podía querer a su segundo hijo como a los otros dos.
Durante el juicio, la defensa de Matsushita alegó que la mujer estaba deprimida y abrumada por la responsabilidad de criar a los hijos.
Sin embargo, el Tribunal de Distrito de Nagoya determinó que la madre era completamente responsable de sus acciones. El fallo calificó como “atroz” el hecho de que la mujer lanzara dos veces al piso a la indefensa víctima. La depresión desempeñó un papel limitado en sus acciones, subrayó.
Cuando el tribunal emitió su veredicto, se escucharon los llantos de los miembros de un grupo de padres que crían gemelos o más niños y que asistieron al juicio para mostrar su apoyo a la mujer, según Asahi.
En su declaración final ante el tribunal, la acusada dijo: “Amo a mi hijo, y él seguirá siendo mi ser amado para siempre. Estoy arrepentida de haberle causado dolor y privado de un futuro, aunque no hiciera nada malo». (International Press)
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