Tokie Shinada forma parte de la asamblea de la ciudad de Asahikawa, en la prefectura de Hokkaido. De sus 34 miembros, solo siete son mujeres.
Shinada, una mujer de 65 años, está buscando a mujeres que se animen a postular a las elecciones locales que se realizarán en todo Japón en abril para incrementar la presencia femenina en la asamblea de su ciudad.
Se contactó con diez. Ninguna aceptó ser candidata.
En entrevista concedida a Asahi Shimbun, Shinada revela la razón por la cual muchas rechazaron su solicitud: “Mi esposo se opone”.
«Muchos hombres no quieren que sus esposas se pongan por delante de ellos», manifiesta.
Las mujeres que buscan una carrera política en Japón deben superar grandes muros, subraya.
Con la ley no alcanza. El año pasado, se promulgó una ley que insta a los partidos políticos a intentar presentar el mismo número de candidatos hombres y mujeres en las elecciones de las asambleas a nivel nacional y local.
Shinada creyó que la ley crearía un ambiente propicio para que más mujeres participen en política. La realidad echó por tierra su esperanza.
Asahi encuestó a 316 mujeres que cumplen su primer periodo como asambleístas en Japón. La mayoría no es optimista con respecto a la ley.
Solo el 29 % cree que la norma conducirá a un aumento de la presencia femenina en las asambleas, mientras que el 41 % opina lo contrario.
Muchas de las que no creen en la eficacia de la ley mencionan los “muros” de los que hablaba Shinada como obstáculos.
Muros que están dentro de la propia familia, en particular el esposo, como dice Shinada.
Una asambleísta encuestada por el diario japonés dice que las mujeres no pueden postular a menos que logren que sus familias las entiendan.
«Es difícil para las mujeres trabajar como miembros de una asamblea en el mismo nivel que los hombres porque aún se espera que realicemos casi todas las tareas domésticas, criemos a nuestros hijos y cuidemos a los ancianos de la familia», revela otra.
A las asambleístas se les preguntó cuáles son las principales dificultades que enfrentan para realizar su labor política y equilibrar su trabajo con su vida familiar.
El 40 % dijo que las reuniones en las noches y los eventos de fin de semana. Para el 23 % es lo difícil que les resulta tomar un permiso cuando deben cuidar a un pariente enfermo.
Ahora bien, no todo es negativo. El 89 % de las encuestadas tiene la intención de buscar un nuevo periodo como asambleístas. Solo el 3 % planea retirarse después de cumplir su periodo.
Finalmente, una asambleísta deja un mensaje para las mujeres: «Es necesario que las mujeres alcen sus voces para cambiar el estado actual de la política». (International Press)
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