Si bien más del 70 % de los okinawenses expresó mediante un referéndum su oposición a la reubicación de la base militar de Futenma, para muchos no fue tan simple como votar sí o no. Incluso hubo una tercera opción: ninguna.
Y así fue como votó Erina Takeda, una mujer que trabaja en una guardería cerca de la base de Futenma, ubicada en una zona residencial en Ginowan.
Takeda declaró a Kyodo que a veces los niños de la guardería lloran debido al fuerte ruido de los aviones militares de Estados Unidos. Se supone, entonces, que debería haber votado a favor del plan para que la base sea trasladada al distrito de Henoko.
Sin embargo, tiene un pariente que trabaja en Futenma, y si esta es sustituida por la que se está construyendo en Henoko perdería su empleo.
Albergando sentimientos encontrados, Takeda eligió la opción “ninguna”. «Me tomó mucho tiempo pensar en ello, pero no pude llegar a una respuesta», admitió.
Algunos votaron a favor del plan para zanjar el asunto de una vez por todas.
Una mujer de 40 años que antes residía en Ginowan dijo que «resolver el problema lo antes posible sería mejor para nosotros que seguir teniendo problemas por nuevos sitios de reubicación».
La okinawense aseguró que como exhabitante de Ginowan conoce de primera mano el miedo de albergar una base militar en una zona residencial.
La mayoría que votó en contra del plan instó al gobierno de Japón a escuchar la voz del pueblo okinawense, manifestada en el referéndum de carácter simbólico.
Reona Nishinaga, de 23 años, expresó su deseo de que la posición de la mayoría okinawense contra la nueva base se difunda. (International Press)
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