El contrabandista compra oro por un valor de 25 millones de yenes (225.295 dólares) en el extranjero (Hong Kong, digamos). Lo introduce en Japón de manera ilegal, evadiendo el pago de dos millones de yenes (18.023 dólares) en impuestos (el 8 %). Ya en territorio japonés, vende el oro en 27 millones de yenes (243.318 dólares). La ganancia del contrabandista son los dos millones de yenes en impuestos no pagados.
Ante la próxima subida del impuesto al consumo de 8 a 10 % en octubre, las autoridades japonesas temen que el contrabando del oro aumente. Por ello, el Ministerio de Finanzas prevé fortalecer el control en los puntos de venta, reveló Yomiuri Shimbun.
¿Qué significa esto? Que los compradores de oro deberán sacar una copia de los documentos de identificación (pasaportes, licencias de conducir, etc.) de los vendedores y guardarla.
Si las autoridades descubren que el oro ha sido introducido en el país de contrabando, podrán rastraer a su vendedor a través de la copia.
Los contrabandistas compran el oro en sitios donde no pagan impuestos (como Hong Kong) y lo venden añadiéndole -como se explicó al principio- el monto equivalente al impuesto no pagado. Esa es su ganancia.
El contrabando de oro en Japón aumentó significativamente cuando el impuesto al consumo se incrementó de 5 a 8 % en 2014.
En 2017, se registraron 1.347 casos, unas 110 veces más que en 2013 (antes del aumento del gravamen). En 2017 se incautaron aproximadamente 6,2 toneladas de oro, unas 50 veces más que en 2013. (International Press)
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