En agosto de 2017, el cuerpo de Bianca Ayumi Nagatoshi, una niña brasileña de 6 años, fue hallado dentro de un cooler en un coche aparcado en el estacionamiento de un edificio de apartamentos en la ciudad de Yokkaichi, prefectura de Mie.
La madre de Ayumi estaba hospitalizada por complicaciones en su embarazo. Mientras tanto, Ayumi estaba sola con Tokuda. Durante el juicio, el asesino dijo que le prohibió a la niña salir del apato y la golpeó con una zapatilla por no hacer la tarea que su madre le había asignado. La pequeña murió el 19 o 20 de agosto.
El salvaje ataque ocurrió apenas un mes después de que su madre brasileña, una mujer de 27 años, avisó a la escuela de primaria a la que Ayumi asistía de que la retiraría para trasladarla a una escuela brasileña, revela Mainichi Shimbun.
En la primavera de 2017, Ayumi fue inscrita en una escuela de primaria en Suzuka. Iba con su hermana, un año mayor que ella. En casa, todas las conversaciones eran en portugués, y para poder continuar con sus clases en el colegio, Ayumi asistía a una escuela de idioma japonés. En la zona viven muchos sudamericanos que trabajan en fábricas.
Con su madre embarazada, Ayumi comenzó a faltar con frecuencia a clases desde finales de abril. Cuando su hermana fue entregada a un centro de bienestar infantil a fines de mayo por problemas de atención que tenía, Ayumi dejó de asistir a la escuela casi por completo.
Su maestra iba a su apato para ver cómo estaba, pero la madre decía que Ayumi no se sentía bien y le impedía verla. El 9 de junio de 2017, la profesora notó que no había luz en el apato y llamó a la madre. Esta dijo que la familia se había mudado a Yokkaichi.
En la escuela de Suzuka donde estudiaba, vieron a Ayumi por última vez el 18 de julio. La niña se presentó repentinamente con su madre, quien dijo que la estaba trasladando a una escuela brasileña y solicitó que la sacaran del registro escolar.
Si Ayumi hubiera sido japonesa, explica Mainichi, la escuela la habría mantenido en su registro hasta el día en que oficialmente comenzara a asistir a otra escuela para proteger su derecho a la educación. Sin embargo, en el caso de un niño extranjero, las autoridades locales no tienen la obligación de verificar que el niño esté asistiendo a una nueva escuela.
El municipio de Yokkaichi confirmó que la familia se había mudado a la ciudad en junio, y la junta de educación local envió una carta acerca de la inscripción de la niña en la escuela. No hubo respuesta. Un funcionario visitó el apartamento de la familia el 24 de julio, pero no encontró a nadie. La junta evaluó visitar nuevamente a la familia para conocer el estado de la niña, pero no hizo nada más.
Al mes siguiente la niña fue asesinada.
El caso de la madre de Ayumi también es una muestra de la situación de abandono escolar que afecta a muchos niños extranjeros. La mujer es una yonsei que llegó a Japón en 1996 con su familia. Cuando tenía diez años, dejó de asistir a la escuela porque era víctima de ijime. No hubo nadie que la orientara o ayudara para que pudiera seguir estudiando. Desde muy joven comenzó a trabajar. (International Press)
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