El septuagenario solo habla japonés y tenía miedo de intentar comunicarse con gente extranjera. Así las cosas, el hombres no les pedía el dinero de la entrada (200 yenes / 1,78 dólares) y los dejaba entrar gratis.
Tokyo Reporter reveló que una vez un extranjero le gritó y que desde entonces evitaba hablar con los visitantes no japoneses.
Una investigación concluyó que el parque dejó de percibir más de 25 millones de yenes (223.000 dólares) por el “miedo” del empleado a hablar con los extranjeros, según el sitio SoraNews24.
Para entrar al parque, los visitantes deben escanear un código QR, que está impreso en el boleto. Boleto que pese a no cobrar, el hombre emitía para entregar a los extranjeros.
Ahora bien, como apunta SoraNews24, el ticket de admisión tiene impreso, en inglés, la tarifa de admisión de 200 yenes, así que el empleado ni siquiera necesitaba hablar para indicarle al extranjero que tenía que pagar para entrar al parque. Le alcanzaba con señalar el monto en el ticket para que el visitante entendiera.
Para encubrir la irregularidad, el empleado anulaba los registros de emisión de boletos.
Los empleadores decidieron sancionar con un recorte salarial al empleado, pero este, avergonzado, renunció al cargo y ofreció como compensación la mitad de su jubilación.
El parque es administrado por el Ministerio de Medio Ambiente de Japón. (International Press)
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