Los japoneses consumen cada vez menos arroz. El consumo de arroz per cápita en el país asiático cayó de 118,3 kilos en 1963 a 54,6 kilos en 2015. Menos de la mitad.
El consumo se reduce y los agricultores envejecen sin que asomen sustitutos. La industria del arroz en Japón tambalea, advierte AFP. La edad promedio de un productor de arroz en Japón es de 67 años.
Hay algunos afortunados, sin embargo, que han encontrado sucesores. Uno de ellos es Kazuo Ogura, un agricultor de 66 años que reside en la prefectura de Saitama y cuyo hijo Yuichi (38) sigue sus pasos, introduciendo avances tecnológicos para mejorar los cultivos.
Para sobrevivir en las difíciles condiciones actuales, se debe producir alimentos de calidad a un precio razonable, dice Ogura.
Su hijo dice que es el único de las 220 personas que estudiaron en su escuela que se dedica a la agricultura.
La situación es tan preocupante que incluso hay granjas que desaparecen cuando una máquina se descompone debido a que los agricultores no tienen recursos suficientes para adquirir una nueva en su reemplazo.
Yuichi señala que las máquinas son más caras cada año y que para comprarlas se necesita cierto nivel de ganancias, algo difícil para pequeños agricultores con escasas tierras.
No es el caso de los Ogura, quienes en sociedad con otras dos familias cultivan alrededor de 100 hectáreas de campos de arroz, casi 100 veces el tamaño del terreno promedio.
Los Ogura venden el kilo de arroz a 300 yenes (2,66 dólares). El arroz que cultivan pertenece a la variedad Koshihikari.
Para el exministro de Agricultura, Ken Saito, la agricultura japonesa está «en un punto de inflexión» y “los agricultores tienen que pensar en producir alimentos que vendan. Más que nunca, tienen que estar en sintonía con el mercado».
Además, los analistas creen que Japón podría hacer algunas concesiones en el ámbito agrícola en las futuras negociaciones con Estados Unidos para un acuerdo comercial bilateral con el fin de que este país no golpee a la industria automovilística japonesa con altos aranceles.
Mitsuyoshi Ando, un experto de la Universidad de Tokio, no avizora un futuro prometedor para la industria. A su juicio, los productores de arroz en Japón necesitan mejorar su competitividad. También aboga por una producción a gran escala, algo difícil debido a las limitaciones geográficas que impiden expandir las tierras de cultivo (el 40 % de los cultivos en el país se desarrollan en zonas montañosas).
Con menos subsidios y menos consumo, el futuro pinta sombrío.
La industria del arroz ha sido tradicionalmente una de las más protegidas en Japón. Sin embargo, los tiempos están cambiando y el gobierno ha instado a los agricultores a ser más competitivos.
Pese a su decadencia, el arroz aún disfruta de un alto estatus en la cultura japonesa, subraya AFP. Por ejemplo, como parte de los rituales sintoístas. Y es poco probable que un aumento en las importaciones de arroz barato modifique la preferencia de los japoneses por el arroz cultivado en su país. (International Press)
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