En Japón no solo hay escasez de trabajadores, sino también de delincuentes. Las bandas de estafadores están usando a extranjeros para cometer sus delitos ante la falta de cómplices, revela Mainichi Shimbun.
Un caso:
En junio, una mujer de 70 años que reside en Tokio recibió la llamada de un estafador que aseguró ser un sobrino. El falso pariente le dijo que una tercera persona había utilizado su nombre para una estafa bursátil y que necesitaba dinero para compensar las pérdidas.
Luego, la mujer recibió llamadas de otras dos personas, cómplices del primero: un falso contador que dijo que estaba ayudando a su sobrino a resolver el problema, y un falso policía.
A la septuagenaria le dijeron que un empleado del “contador” iría a su casa a recoger el dinero para su sobrino: dos millones de yenes (casi 18 mil dólares).
Sin embargo, no habría contacto cara a cara. Los estafadores le dijeron a la anciana que dejara el dinero debajo de su coche, de donde el empleado lo recogería.
Demasiado sospechoso hasta para una persona crédula, así que la mujer, que había accedido inicialmente a entregar los dos millones de yenes, llamó a la policía.
Poco después apareció el empleado del “contador” para recoger el dinero. La policía lo arrestó. Era un joven chino de 19 años.
¿Por qué lo estafadores le dijeron a la mujer que pusiera el dinero debajo de su coche en vez de entregárselo directamente al chino? Porque temían que la mujer sospechara de la estafa si quien iba a recoger el dinero era un extranjero. El chino detenido habla un precario japonés.
La policía japonesa revela que están aumentando los casos de estafa en los cuales se pide a las víctimas que dejen el dinero (o su tarjeta bancaria) dentro de su buzón de correo. De esta manera, se evita el cara a cara entre el estafado y la persona que recoge el dinero o la tarjeta.
En Tokio, el primer caso de esta modalidad del buzón se reportó en febrero. En dicho mes hubo dos casos, nueve en abril, cuatro en mayo y nueve en junio. El total de dinero robado alcanzó los 32 millones de yenes (alrededor de 287 mil dólares).
En 2016, la policía arrestó a 27 extranjeros por su complicidad como recolectores; en 2017, la cifra subió a 35; y solo en la primera mitad de 2018, arrestó a 22.
Un miembro de alto rango de la policía explica a Mainichi que el incremento en el uso de extranjeros para esta tarea se debe a que escasean los japoneses dispuestos a hacerla. Los delincuentes que deben establecer contactos cara a cara con las víctimas (cuando reciben el dinero de la estafa) sufren un alto riesgo de ser arrestados. (International Press)
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