La Universidad Médica de Tokio, que la semana pasada hizo noticia tras descubrirse que recortaba el puntaje de los exámenes de admisión de las mujeres, hacía lo mismo con los hombres.
No con todos, sino con aquellos que postulaban a la universidad por cuarta vez o más, informó la agencia Kyodo.
La irregular práctica tenía como objetivo impedir la entrada a la universidad de los que se sometían a la prueba cuatro veces o más.
Después de que en 2010 alrededor de 40 % de las personas que ingresaron a la universidad fueron mujeres, el centro de estudios decidió manipular los puntajes, recortándolos de un 10 a 20 %, para mantener en torno al 30 % el porcentaje de mujeres estudiantes.
La orden para perjudicar a las mujeres fue dada por el exdirector de la junta directiva de la universidad, Masahiko Usui (77).
La medida tenía un objetivo ulterior: limitar el número de médicas. Los impulsores de la vergonzosa práctica sostienen que muchas mujeres renuncian a su profesión o toman permisos largos después de casarse y formar familia, lo que origina una escasez de médicos.
Todo esto se supo a raíz de otro escándalo: el soborno a un ex alto funcionario del Ministerio de Educación, a cuyo hijo se “facilitó” la admisión a la universidad a cambio de que esta se beneficiara de un programa gubernamental de subsidios.
Usui renunció a su puesto tras hacerse público el caso de corrupción. Los abogados de la universidad iniciaron una investigación interna a propósito del soborno, lo que les permitió descubrir la adulteración de los puntajes en los exámenes de admisión. (International Press)
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