La Cámara Baja del Parlamento nipón aprobó hoy una polémica reforma laboral destinada a poner fin a las excesivas jornadas de trabajo en el país, entre críticas de la oposición que esgrimen que la normativa acentuará el problema.
La legislación incluye un tope legal de horas extra, recomienda la igualdad salarial entre empleados fijos y temporales, y exime a los profesionales con altos cargos y mayor cualificación de límites en sus jornadas laborales, la medida que más rechazo ha generado.
El Gobierno del primer ministro nipón, Shinzo Abe, defiende que la reforma busca cambiar la cultura del exceso de trabajo arraigada en el país y las muertes relacionadas, conocidas como «karoshi», al permitir a los empleados escoger estilos de trabajo más flexibles.
Los críticos argumentan que la reforma contribuirá a aumentar los casos al promover un sistema que no retribuye las horas extra.
El Partido Liberal Democrático (PLD) de Abe y su socio de Gobierno, Komeito, que gozan de una amplia mayoría en las dos cámaras parlamentarias, tenían previsto proponer la votación de la ley el martes, pero la fuerte oposición retrasó la ocasión hasta hoy.
En virtud de la reforma, se revisarán ocho leyes laborales para establecer por primera vez un límite legal de horas extra, 100 al mes y 720 al año, cuyo incumplimiento acarreará sanciones.
Hasta ahora, la legislación laboral japonesa sólo establecía una recomendación de no realizar más de 80 horas extra al mes, pero casi una cuarta parte de las corporaciones niponas reconoce que sus empleados trabajan más de ese tope, según datos gubernamentales.
La normativa japonesa establece que las jornadas de trabajo no deben superar las 40 horas semanales, aunque permite que se trabajen más extras siempre que haya un «acuerdo previo» entre empleador y trabajador.
La reforma laboral todavía debe ser ratificada por la Cámara Alta de la Dieta (Parlamento), aprobación que el Ejecutivo espera obtener en la sesión actual, que prevén extender hasta finales de junio o principios de julio.
La Administración Abe lleva meses tratando de sacar adelante una reforma laboral tras conocerse recientemente el suicidio de varios empleados del gigante nipón de la publicidad Dentsu o de un trabajador en las obras del nuevo estado olímpico de Tokio motivados por exceso de trabajo, casos que reabrieron el debate público sobre esta práctica.
El Ministerio nipón de Sanidad reconoció la muerte en 2016 de 191 personas por «karoshi», mientras que otro informe del Ministerio de Trabajo sitió en más de 2.159 el número de suicidios por causas relacionadas con el trabajo, 675 de ellas por cansancio. EFE
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