Para su último año como emperador, la Agencia de la Casa Imperial de Japón tenía previsto trasladar algunas de las tareas oficiales de Akihito a Naruhito para aligerar la carga del primero y, además, para que el personal del segundo se vaya habituando a las funciones que le tocará desempeñar.
Sin embargo, Akihito, que decidió dimitir debido a su avanzada edad (84) y su debilitado estado de salud, desea culminar su periodo cumpliendo a plenitud con sus funciones y rechazó la petición de la Agencia, informó Asahi Shimbun.
Antes de abdicar, el emperador tiene planeado visitar cuatro prefecturas, entre ellas Fukushima, donde en 2011 estalló una crisis nuclear tras un devastador tsunami. Es posible que visite Hiroshima y Nagasaki, víctimas de ataques atómicos en 1945. Y como lo ha hecho antes, asistirá a la ceremonia en recuerdo a los japoneses caídos en la guerra el 15 de agosto, día de la rendición de Japón.
Eso sí, Akihito piensa retirarse de todas las funciones públicas después de abdicar, en parte para evitar una dualidad de la autoridad imperial y dejarle todo el campo libre a su hijo.
Akihito será el primer emperador japonés en abdicar en unos 200 años. Japón no contempla la sucesión en vida, motivo por el cual se tuvo que aprobar una legislación especial en 2017 para autorizar su renuncia. (International Press)
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