Un ejemplo a seguir. Eiji Teruya, un sansei e hijo de una migrante brasileña en Japón, aprobó el examen de abogacía y se está capacitando para ejercer como abogado en el país asiático.
El joven de 26 años que reside en la prefectura de Aichi está recibiendo capacitación legal obligatoria y podría convertirse oficialmente en abogado a fines de este año; posiblemente, el primer abogado brasileño en Japón.
Un extraordinario logro que se ha difundido en la comunidad brasileña y que la agencia Kyodo destaca como “un rayo de esperanza entre los hijos de los migrantes extranjeros”.
Eiji tuvo que superar un camino lleno de obstáculos financieros y, al principio, la barrera del idioma.
El brasileño emigró a Japón a los ocho años y fue criado por su madre. Cuando no estudiaba en la escuela, veía televisión en casa mientras su mamá Regina, hoy de 45 años, trabajaba duro en una fábrica.
Fue viendo televisión que supo del trabajo de los abogados. Ver abogados –cuenta– que defendían a los débiles contra los poderosos lo inspiró, pues se consideraba a sí mismo como una persona socialmente vulnerable.
Aunque recibió una educación pública, Teruya recuerda que los gastos relacionados con sus estudios (almuerzo, viajes escolares, uniformes, etc.) pesaron mucho sobre las espaldas de su madre, a quien recuerda demacrada debido a las preocupaciones. Sin embargo, al final su sacrificio valió la pena.
El joven brasileño admite que tuvo malas notas en la primaria y la secundaria, pero cuando llegó a koko le habló a un profesor de su deseo de estudiar en la Universidad de Nagoya para convertirse en abogado. Teruya recuerda con gratitud que su maestro haya tomado en serio lo que entonces parecía una quimera.
Si en la primaria y la secundaria no fue un buen alumno, en koko se esforzó muchísimo. Durante seis meses, estudió cinco horas todos los días después de clases y ocho horas en vacaciones para prepararse para el examen de ingreso a la universidad. Sus esfuerzos rindieron frutos e ingresó. Tras graduarse, pasó el examen de abogacía en su primer intento.
Eiji dice que como abogado quiere proteger los derechos de los extranjeros en Japón y cree que los jóvenes extranjeros pueden destacar en el país asiático.
«Hay muchos caminos. Espero que (los jóvenes extranjeros) se animen a perseguir sus propias ambiciones buscando con avidez su futuro», dice Teruya.
Además, resalta la ventaja de ser bilingüe.
La profesora universitaria Yoshimi Kojima, experta en el tema de los derechos humanos de los extranjeros en Japón, dice que se siente feliz de ver por fin un abogado brasileño (ella conoce a profesores y servidores públicos brasileños). En declaraciones recogidas por Kyodo, Kojima destaca a Teruya como modelo para levantar el espíritu de los jóvenes brasileños.
Por su parte, Tokuji Izumi, un exjuez del Tribunal Supremo que fue parte de un histórico fallo en 1977 que allanó el camino para que los extranjeros pudieran convertirse en abogados en Japón, dice que es bueno para la sociedad japonesa que los extranjeros, que pueden entender los problemas de otros extranjeros, puedan ejercer como abogados en el país. (International Press)
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