El 5 de octubre de 2004, Satomi Kitaguchi, una estudiante de 17 años, fue apuñalada por un hombre en su casa en la prefectura de Hiroshima.
Al escuchar los gritos de Satomi, su hermana y su abuela corrieron a la entrada de la vivienda, donde encontraron a la víctima en el piso y al hombre cerca de ella. La hermana logró huir, pero la abuela fue alcanzada por el sujeto, que la apuñaló alrededor de diez veces.
La abuela sobrevivió, pero Satomi murió.
La policía elaboró un retrato robot a partir de la descripción realizada por la hermana de la víctima. Otras pistas fueron la huella de calzado que el criminal dejó en la escena del crimen y el testimonio sobre una motocicleta que fue vista cerca de la casa en ese momento.
Ante la falta de avances en la investigación del caso, la policía ofreció una recompensa de tres millones de yenes (casi 28.000 dólares) por información sobre el asesinato.
Casi 14 años después, la policía logró identificar al asesino y arrestarlo, informó la agencia Kyodo.
El ADN y las huellas dactilares del hombre coincidieron con las muestras recogidas en la escena del crimen. El asesino se llama Manabu Kashima, tiene 35 años y residía en la prefectura de Yamaguchi.
Kashima estaba en poder de las autoridades por otro delito.
En su búsqueda del culpable de crimen, la policía tomaba las huellas y el ADN de gente arrestada por otros casos
El padre de Satomi, Tadashi Kitaguchi (60) trabajó durante años para que el caso de su hija no fuera olvidado. Kitaguchi repartía volantes en los centros comerciales y creó un blog sobre el asesinato.
El hombre recordó que su hija cumpliría 30 años este año. No poder verla es “doloroso y triste”, dijo. (International Press)
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