María Roldán / EFE
La siderúrgica nipona Kobe Steel reconoció hoy que el alcance del falseo de datos técnicos en sus productos podría ser mayor de lo esperado y tener alcance global, en un nuevo caso que pone el foco en las malas prácticas de las empresas niponas.
En declaraciones a los medios realizadas tras comparecer ante las autoridades del Ministerio japonés de Industria, el presidente de Kobe Steel, Hiroya Kawasaki, afirmó que no puede «descartar la posibilidad de que haya nuevos casos», que la compañía está investigando tanto dentro como fuera del país asiático.
La revelación de Kawasaki llega tan sólo un día después de que la empresa admitiera que el falseo afecta, además de a productos de aluminio y cobre, a los de hierro, lo que apunta a que el escándalo afecta a muchas más de las 200 empresas a las que la compañía reconoció haber enviado sus materiales fraudulentos.
Los certificados de las revisiones de algunos productos fueron «reescritos inapropiadamente» para hacer que los datos técnicos «cumplieran las especificaciones», según admitió Kobe Steel el pasado domingo.
Sólo en el último año, la compañía envió más de 20.000 toneladas de productos de aluminio y cobre, así como 140 toneladas de limadura de hierro y una cantidad no especificada de materiales de pulverización catódica, usados para la producción de pantallas de cristal líquido y DVD, y que desde 2011 envía a 70 compañías.
El Gobierno nipón ha dado a la compañía un plazo de dos semanas para presentar los resultados de su investigación y la revisión de la seguridad de sus productos, y le ha requerido que informe, en un plazo aproximado de un mes, sobre las causas y las medidas a tomar.
El falseo afecta a las características de resistencia y otros detalles técnicos de los materiales, e implica a sectores como el automovilístico, el aeronáutico, el ferroviario o el de equipamiento militar.
Los expertos consideran que el escándalo podría desencadenar una lluvia de demandas contra la compañía y el propio Kawasaki ha dicho que pensará en la mejor manera para asumir su responsabilidad por esta praxis cuando se esclarezca completamente.
Grandes empresas del sector automotor se han visto salpicadas, entre ellas Toyota, Nissan, Honda y Mazda, y también las estadounidenses General Motors y Ford Motor se encuentran investigando el impacto, según la agencia japonesa Kyodo.
El fabricante de maquinaria pesada Mitsubishi Heavy Industries utilizó los materiales fraudulentos en el cohete espacial que lanzó el martes para poner en órbita un satélite -aunque afirmó no haber detectado fallos relacionados-, e incluso el Ministerio japonés de Defensa podría estar entre los damnificados.
La empresa que fabrica los aviones de entrenamiento de las Fuerzas de Auto-Defensa (Ejército), Subaru, usó los materiales en sus manufacturas, incluida la de alas para aviones de Boeing, y la operadora ferroviaria Central Japan Railway ha reconocido haberlos empleado en algunos vagones de los trenes de alta velocidad.
El director general de la Oficina de Industrias Manufactureras, Akihiro Tada, tildó hoy el caso de «verdaderamente lamentable» y se mostró preocupado de que «pueda llegar a provocar que se pierda confianza en todo el sector manufacturero de Japón».
Tras dos días de desplomes en la Bolsa de Tokio en las que Kobe Steel acumuló una caída de casi el 36 %, sus acciones cerraron hoy un 0,46 % al alza en los 882 yenes (6,62 euros).
El de Kobe Steel es el último de una serie de escándalos protagonizados por importantes empresas niponas, que ha vuelto a poner el foco en sus prácticas irregulares.
A finales de septiembre, Nissan reveló que durante tres años sus coches habían sido inspeccionados por técnicos sin la certificación necesaria exigida por la normativa japonesa, lo que le obligó a llamar a revisión a 1,16 millones de vehículos.
La propia Nissan acudió el año pasado al rescate de la también nipona Mitsubishi Motors cuando ésta atravesaba graves dificultades económicas a raíz del escándalo del falseo de los datos de consumo de algunos de sus minivehículos.
Poco después Suzuki Motor informaba de que había usado un método irregular para medir el gasto de combustible de ciertos modelos. Aunque esto afectó a los datos finales de eficiencia, volvió a poner en evidencia la falta de control interno de las compañías niponas.
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