En 2015, los gobiernos de Japón y Corea del Sur llegaron a un acuerdo que suponía la resolución irreversible de la disputa sobre las miles de mujeres coreanas que el ejército japonés obligó a prostituirse antes y durante la II Guerra Mundial.
El entonces canciller japonés Fumio Kishida calificó la esclavitud sexual como “una grave afrenta al honor y la dignidad de un gran número de mujeres, y el gobierno de Japón es dolorosamente consciente de las responsabilidades que esto implica”.
Japón, además, se comprometió a aportar 1.000 millones de yenes (casi nueve millones de dólares) a un fondo de compensación a las víctimas.
Dos años después, las heridas no han cerrado. El gobierno nipón expresó su preocupación por el plan de Corea del Sur de erigir un monumento a las esclavas sexuales en un cementerio nacional.
En declaraciones que recoge la agencia Kyodo, el ministro portavoz Yoshihide Suga dijo que la iniciativa va en contra del espíritu del acuerdo de 2015.
El plan podría arrojar agua fría a los esfuerzos realizados por ambos países para desarrollar una relación orientada hacia el futuro, dijo.
El gobierno japonés ya ha transmitido su preocupación a su par coreano.
El monumento sería el primero en ser gestado por el gobierno de Corea del Sur, que según el Ministerio de Igualdad de Género y Familia tiene como objetivo crear conciencia sobre el tema.
Su inauguración está prevista para el 6 de junio de 2018, día en que se honra a las personas que han contribuido al país.
Corea fue colonia de Japón entre 1910 y 1945, año en que terminó la II Guerra Mundial. (International Press)
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