María Roldán / EFE
Con motivo del 72 aniversario del bombardeo atómico a Nagasaki, el alcalde de esta ciudad japonesa, Tomihisa Taue, criticó el miércoles a los líderes de las naciones que no se han unido al tratado que prohíbe las armas nucleares.
Las palabras de Taue siguieron al minuto de silencio guardado en memoria de las víctimas a las 11.02 (02.02 GMT), la hora exacta en la que la bomba «Fat man» estalló sobre la ciudad portuaria, matando e hirieron gravemente a 150.000 personas y borrando del mapa una tercera parte de la ciudad y prácticamente toda su área industrial.
En un discurso cargado de reproches, Taue hizo un llamamiento a «los estados nucleares y las naciones bajo su paraguas nuclear» para que se adhieran al pionero Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, aprobado el 7 de julio por 122 miembros de la ONU, con la notables ausencia de las potencias atómicas y sus aliados.
«La amenaza nuclear no acabará mientras las naciones continúen afirmando que las armas nucleares son fundamentales para su seguridad nacional. Reconsideren sus políticas», dijo Taue frente al primer ministro, Shinzo Abe, y representantes de 58 naciones.
El acuerdo, que prohíbe el uso, la posesión o el despliegue de armas nucleares, no ha sido suscrito por ninguna de las potencias nucleares reconocidas (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido), ni por muchos de sus aliados, entre ellos Japón.
El actual contexto de seguridad y la coyuntura internacional, con la creciente amenaza del terrorismo y los avances armamentístico de Corea del Norte, son algunos de los argumentos esgrimidos por estos países para justificar su oposición a un acuerdo que consideran que llega en un momento inapropiado.
El propio Abe eludió en su discurso conmemorativo referirse al tratado, aunque aseguró que como único país en ser víctima de un bombardeo nuclear, Japón tiene la «responsabilidad» de liderar la búsqueda de un mundo desnuclearizado.
«Estoy muy decepcionado», confesó durante una entrevista con Efe el alcalde de Nagasaki sobre estas ausencias, que sugieren que la meta de un mundo libre de armas nucleares ni siquiera se atisba.
Ésta es una visión que comparte con su homólogo de Hiroshima, Kazumi Matsui, quien apenas tres días antes hacía un llamamiento al desarme nuclear con motivo de la conmemoración del primer bombardeo nuclear de la historia sobre su localidad, el 6 de agosto de 1945.
«No vemos un gran avance hacia la abolición de armas nucleares», lamentaba Matsui en declaraciones a Efe el pasado julio.
En el mundo siguen existiendo unas 15.000 armas atómicas pese al Tratado de No Proliferación de 1968, que obliga a todos los estados miembro a reducir sus arsenales nucleares.
El malestar es también evidente entre los supervivientes de las bombas, conocidos como «hibakusha» en Japón, que no entienden el motivo de la negativa a apoyar el tratado.
Si los países con arsenal atómico siguen atesorando las bombas «los esfuerzos (por conseguir la paz) fracasarán», lamentó en declaraciones a Efe el superviviente Shigeaki Mori, cuya imagen siendo abrazado por el expresidente de EEUU Barack Obama en Hiroshima en 2016 dio la vuelta al mundo.
«No más ‘hibakusha'» fue el título del emotivo discurso del alcalde de Nagasaki en la que alabó la labor de estas personas que «muestran sus cicatrices» para enviar su mensaje, e invitó a los líderes mundiales a visitar la urbe.
«Quiero que vean con sus ojos, escuchen con sus oídos y sientan con sus corazones la crueldad con que la bomba atómica pisoteó la dignidad humana. Quiero que se imaginen cómo se sentirían si sus familias hubiesen estado en Nagasaki» en un día como hoy en el que «cada rincón de la ciudad parecía una escena sacada del infierno».
Estados Unidos lanzó la primera bomba nuclear de la historia sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y tres días después la segunda, y última hasta hoy, sobre Nagasaki. El suceso desembocó en la capitulación de Japón el 15 de agosto y puso fin a la Segunda Guerra Mundial.
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