El pop en español se rinde a Alejandro Sanz en el estadio Vicente Calderón

El concierto fue algo accidentado por fallos en la realización, dice la prensa local.

Alejandro Sanz llenó el estadio Vicente Calderón.

Madrid.- La plana mayor del pop en español ha hincado hoy rodilla y voz ante uno de sus pilares incontestables, Alejandro Sanz, y ante el disco más vendido del país, «Más» (1997), el del corazón «partío», que no roto, recompuesto 20 años después para cantarlo íntegro en una celebración algo accidentada.

Solo la amenaza de lluvia le ha dado respiro al cantante, que ha tenido que lidiar con un largo retraso, problemas en la retransmisión del evento por «streaming», en los accesos por entradas falsas o duplicadas y con una realización mal diseñada, quién sabe si como maldición asociada a esa extendida máxima según la cual sus canciones solo puede cantarlas él.


Finalmente han sido dos horas y media de concierto, más de 25 canciones y casi tantos artistas, como Juan Luis Guerra, Juanes, Pablo Alborán, Malú, Manuel Carrasco, Laura Pausini o Miguel Bosé, todos ellos congregados en el estadio Vicente Calderón ante las más de 50.000 personas que agotaron el aforo en media hora, las últimas además en ocuparlo antes de su demolición.

Un estadio que en los minutos previos rugía por el mero hecho de escuchar su música de fondo o por ver imágenes rescatadas de sus inicios, cuando en 1991 estrenaba «Viviendo deprisa» y se subía en una deriva ascendente adornada con 25 millones de copias vendidas en todo el mundo, 20 Grammys Latinos y 3 premios Grammys.

 


Un estadio que también pitaba los 40 minutos de retraso en el inicio de la cita, probablemente por los fallos en la retransmisión para miles de personas que pagaron para seguir el evento desde casa, al tiempo que desde el exterior llegaban noticias de otros cientos de indignados con entradas falsas o duplicadas, según informa El Mundo.


A las 22,15 horas, por fin, aquel niño de Moratalaz que se veía tocando canciones «en el puente de la Estrella» y que asistió a un concierto de The Rolling Stones en este recinto, soñando con que algún día él estaría en su lugar, ha asaltado por segunda vez la ribera del Manzanares, oculto por unas gafas de sol.

«Mi nombre es Alejandro Sanz, nací en Madrid y me crié en medio mundo, no tenía mejor plan para hoy que estar los próximos 20 años cantándoles a ustedes», ha dicho en sus primeras palabras al público de un concierto que empezó a plantearse hace un año.


De lo mejor, el empeño demostrado precisamente en poner en marcha este complejísimo espectáculo único en el que, además de concitar a tantas estrellas, ha subido al escenario a una banda con cerca de dos decenas de músicos, los de su grupo actual y los que pasearon «Más» hace dos décadas, para colorear cualquier espacio sonoro disponible del recinto con cuerdas, metales, percusión y voces.

Dani Martín, no obstante, ha pagado el precio de ser el primero en acompañarle y su micrófono no ha querido funcionar debidamente cuando ha abierto fuego con «Hoy que no estás», en un repertorio que ha conjugado canciones de «Más», piezas de otros discos y composiciones que cedió a diversos artistas.

Por este orden, por allí han pasado Pablo López («Aquello que me diste», con imágenes borrosas), Laura Pausini («La fuerza del corazón), Antonio Carmona («Para que tú no llores»), Juanes («Quisiera ser»), Malú («Aprendiz, en versión soul) y Miguel Poveda («Siempre es de noche»).

«¡No se ve!», ha protestado gran parte del público al unísono, indignado porque ninguno de los cinco pantallones ofreciera imágenes de los artistas en el escenario.

A Antonio Orozco, de hecho, ha habido que adivinarlo al interpretar «La margarita dijo no» entre un mar de niños con diferentes banderas, incluida la arcoíris del Orgullo Gay, hasta que con «Looking for paradise», acompañado de una integrante de su banda, ha vuelto a ofrecer planos cercanos.

Pastora Soler, una de las que más ha lucido sus capacidades, ha retomado los flamantes duetos con «Si hay Dios», para dar paso después a Pablo Alborán y, con él, al gran encuentro de los dos titanes de la música actual en España. Juntos han cantado con sabor andaluz «El alma al aire», «Regálame la silla donde te esperé» y «Hoy llueve, hoy duele».

«Somos una manada diferente», ha declarado Sanz antes de recibir a Miguel Bosé («Me iré») y a Vicente Amigo, cuya guitarra ha vuelto arroparle hoy como hace 20 años para aportar flamenco a los aires latinos de su «Corazón partío», de las más coreadas.

Salvando los irregulares resultados de algunos dúos, con India Martínez ha tejido una «Amiga mía» que ha estado entre lo mejor de las colaboraciones, igual que la de Vanesa Martín («Tú eres una necesidad»), actuación provista incluso de chorros de fuego.

Juan Luis Guerra se ha hecho cargo de «Desde cuándo», Jesse & Joy de «Yo no soy una de esas» y Niña Pastori de «Cuando nadie me ve» y «Cai», en una bellísima y emocionante interpretación al piano, mientras que en «Y, ¿si fuera ella?» ha recurrido a la dúctil voz de David Bisbal y para Manuel Carrasco ha ido «Ese último momento».

A solas ya frente al timón, Sanz todavía ha regalado algunas canciones más a su gente, véase «Yo te traigo… 20 años», «¿Lo ves?», «No es lo mismo» y, como remate, «Pisando fuerte», entre un mar de confeti y fuegos artificiales que han dicho adiós no solo al concierto, también al estadio de tantas noches de música con glorioso final como esta. EFE


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