Después de convertir el muro en su grito de guerra, el presidente Donald Trump ha pedido al Congreso el dinero justo para cercar solo 120 kilómetros de los 3.180 que separan a Estados Unidos de México, una propuesta que ha despertado dudas sobre la viabilidad de la muralla fronteriza.
La petición presupuestaria que hizo este mes Trump al Congreso, además, incluye 1.600 millones de dólares para el muro, una cifra mucho menor a los 21.600 millones de dólares que el Departamento de Seguridad Nacional estima que costará el proyecto.
Las moderadas peticiones del presupuesto, cuya aprobación depende del Legislativo, han generado preguntas sobre si Trump de verdad planea levantar su muro o si, por el contrario, se ha dado por vencido ante las presiones de legisladores demócratas y algunos republicanos, que se niegan a aprobar fondos para la barrera.
El plan, titulado «Unos nuevos cimientos para la grandeza de EE.UU.», contempla recortes en programas sociales para financiar un aumento en seguridad fronteriza durante el año fiscal 2018
Preguntado al respecto, el director de la Oficina del Presupuesto de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, aseguró hace unos días que el muro es una de las prioridades del mandatario.
«Vamos absolutamente en serio con el muro. De hecho, después de proteger la seguridad nacional y a los veteranos de guerra, creo que (el muro) está entre las tres prioridades del presidente. De hecho, sé que es así», argumentó Mulvaney en una llamada con la prensa para explicar la primera gran propuesta presupuestaria de Trump.
El plan, titulado «Unos nuevos cimientos para la grandeza de EE.UU.», contempla recortes en programas sociales para financiar un aumento en seguridad fronteriza durante el año fiscal 2018 (del 1 de octubre de 2017 al 30 de septiembre de 2018).
En la parte del muro, establece que, si el Congreso da el visto bueno, 14 millas (22,5 kilómetros) de un nuevo sistema sustituirán la doble verja que existe entre San Diego (California, EE.UU.) y Tijuana (México).
Además, el presupuesto contempla 32 millas (51,5 kilómetros) de nueva construcción de muro en el sector del valle del río Bravo (sur de Texas) y otras 28 millas (45 kilómetros) de verja en esa misma zona, a la orilla del peligroso afluente, por donde los inmigrantes tratan de cruzar en balsas o a nado.
El Gobierno asegura que la construcción del muro llevará años y prevén un aumento de gastos en el futuro, aunque en esta ocasión solo han pedido fondos para 74 millas (119 kilómetros).
De hecho, a pesar de la insistencia en el futuro del muro, el Ejecutivo no ha incluido en su propuesta ninguna proyección sobre el coste aproximado que tendría la construcción de la barrera fronteriza en un plazo de 10 años, un periodo que se usa para estimar gastos en otras partidas.
De esta forma, con una petición de 1.600 millones de dólares para un muro fronterizo de 120 kilómetros, se han incrementado las preguntas sobre qué tipo de muro -si es que alguno- planea Trump.
«Podría ser un muro de hormigón en un solo lugar. Podrían ser una verja en otros lugares y, sinceramente, puede ser que no haya ninguna otra barrera física en el resto de sitios», reconoció esta semana ante el Congreso el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly.
Comedido y pragmático, Kelly ha moderado las afirmaciones que hizo Trump al respecto, aunque el presidente se ha mostrado inflexible, observa Vanda Felbab-Brown, analista del centro de pensamiento Brookings.
«No creo, sinceramente, que el muro sea algo realista. Es inapropiado e imposible para el Estado hacerlo viable económicamente. Hay demasiadas cosas que aún no sabemos», explicó la experta a Efe.
Una de las mayores incógnitas es qué empresa se encargará de construir el muro, que debe medir 9,14 metros de alto e incluir mecanismos para impedir la escalada de los inmigrantes y evitar la construcción de túneles por debajo, según los requisitos establecidos por el Gobierno.
En marzo, el Ejecutivo abrió a concurso público su construcción para que las empresas presenten sus proyectos y, el 12 de mayo, eligió a los finalistas, aunque no reveló nombres.
Esos finalistas comenzarán este verano a construir sus prototipos en un área de San Diego (California) y con un presupuesto de 20 millones de dólares.
El dinero para pagar por los prototipos se incluye dentro del presupuesto para este año, ya aprobado por el Congreso, y proviene de una partida que estaba destinada a mejorar el sistema de videovigilancia en la frontera, según un documento hecho público por los demócratas del Comité de Seguridad Nacional del Congreso. EFE
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