Marietta, una filipina de 46 años que reside en Osaka, vino por primera vez en 2000 a Japón, donde trabajó como bailarina. Al año siguiente, se casó con un japonés, con el que estuyo yendo y viniendo entre Japón y Filipinas.
La pareja tuvo dos hijos. Cuando ella estaba embarazada del segundo, decidió alejarse del hombre que se había vuelto violento.
La mujer crio a sus hijos en Filipinas, pero como quería que ambos tuvieran una educación japonesa, en 2011 retornó a Japón para trabajar como helper. Mientras realizaba los trámites documentarios de sus hijos se enteró de que estaba divorciada.
Para ella fue un shock descubrir que su esposo se había divorciado de ella mientras estaba en Filipinas. Mariette no recordaba haber firmado ningún documento. Al parecer el japonés había falsificado su firma.
El divorcio se consumó aproximadamente en la época en que ella daba a luz a su segundo hijo. Ni un mes después del divorcio, el japonés se volvió a casar… con otra filipina.
«Me hubiera gustado saber antes del sistema de divorcio japonés», declara la mujer a Mainichi Shimbun.
Marietta apenas gana para cubrir la manutención de su familia haciendo arubaito. La mujer quiere hacer realidad los sueños de sus hijos de convertirse en chef de pastelería y profesor de inglés, “pero no tengo suficiente dinero para llevar a mi (ex)esposo a los tribunales».
La filipina es una más de las víctimas de un sistema de divorcio sui géneris: una persona puede estar divorciada sin saberlo. Basta con que uno de los cónyuges presente los papeles de divorcio en un municipio con la firma de ambos. El interesado ni siquiera necesita la firma verdadera de la otra parte, pues puede falsificarla. Las autoridades no comprueban su autenticidad.
Además, como los documentos solo se expiden en japonés, muchos extranjeros engañados firman papeles de divorcio creyendo que son para otros fines o, incluso sabiendo que son de divorcio, no tienen cabal conocimiento de los detalles del documento. Así pues, sin saberlo, pueden estar firmando un papel en el que expresan su acuerdo de otorgar la custodia de su hijo al cónyuge del que se están divorciando.
Otro problema: el extranjero, ya divorciado, puede perder su visa de cónyuge. Ahora, si decide ir a los tribunales para anular el divorcio, puede optar por cambiar su estatus a “visitante temporal”, pero eso no le permte trabajar. Además, ir a los tribunales cuesta mucho.
Por otro lado, es muy difícil que un extranjero divorciado de su cónyuge japonés que retorna a su país pueda ganar en los tribunales la custodia de su hijo, pues los jueces prefieren que los niños no cambien de entorno (es decir, que se queden en Japón).
Los extranjeron son víctimas de un sistema que desconocen. Al menos no están desamparados, pues reciben apoyo de Association for Toyonaka Multicultural Symbiosis (ATOMS), una organización con sede en Osaka.
Entre los años fiscales 2010 y 2013, recibieron 20 consultas sobre divorcios sin consentimiento. En 2014 la cifra subió a 67, en 2015 se registraron 110 casos y en 2016 109.
En 2015, ATOMS creó el grupo “Rikon Alert” (https://atoms9.wixsite.com/rikon-alert) para estudiar los casos de divorcio sin consentimiento y elaborar medidas preventivas.
Rikon Alert recibirá consultas gratuitas para extranjeros en varios idiomas, entre ellos el español y el portugués. Serán atendidos por abogados y otros expertos.
¿Cuándo? El 27 de mayo
¿Teléfono? 06-6843-4425
¿Horario? De 10 a. m. a 4 p. m.
(International Press)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Be the first to comment