El suicidio de Matsuri Takahashi (24), empleada del gigante de la publicidad Dentsu, en diciembre de 2015 y el reconocimiento de las autoridades japonesas de que su decisión de quitarse la vida fue causada por el exceso de trabajo sacudieron a Japón.
El gobierno japonés ha decidido tomar cartas en el asunto. Entre otras medidas, está promoviendo encuentros entre padres de víctimas de karoshi (muerte por exceso de trabajo) y estudiantes de koko para que los adolescentes conozcan los riesgos de trabajar demasiado.
Michiyo Nishigaki perdió a su hijo en 2006. Solo tenía 27 años. Murió por una sobredosis de un antidepresivo.
«Mi hijo tenía un fuerte sentido de la responsabilidad”, dice.
La mujer recuerda que su hijo trabajaba más allá de la medianoche la mitad de cada mes y que una vez llegó a trabajar 37 horas seguidas. Era ingeniero de sistemas en una compañía tecnológica en Kanagawa.
«¿Por qué tuvo que morir tan joven?», se pregunta.
La mujer afirma que para ella es doloroso hablar sobre lo que pasó con su hijo, pero quiere decirles a los jóvenes que no tiene sentido trabajar a expensas de la propia vida.
Por su parte, el abogado Hiroshi Kawahito, que representa a la familia de Matsuri Takahashi, dice que los jóvenes deben saber antes de entrar a trabajar a una empresa cómo protegerse si se ven obligados a hacerlo en condiciones duras.
Debido a la escasez de trabajadores en Japón, las empresas tienden a asignar tareas de mucha responsabilidad a los jóvenes, incluso aquellos recién salidos de la universidad, colocándolos en situación de estrés, según Kyodo.
Otro abogado, Toshimasa Yamashita, también visita escuelas para explicarles a los adolescentes que, por ejemplo, se considera que a partir de las 80 horas extra al mes existe serio riesgo para la salud del trabajador. (International Press)
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