El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) celebra desde el jueves la quincuagésima edición de su junta anual en la ciudad japonesa de Yokohama (sur de Tokio) con el avance del proteccionismo o la necesidad de impulsar un crecimiento más sostenible en la agenda.
Titulares de Finanzas, gobernadores de bancos centrales y delegados de sus 67 países miembros se reúnen hasta el domingo en la ciudad portuaria nipona con la creciente influencia regional del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), patrocinado por China, de fondo.
«No estamos compitiendo (en cuanto a número de miembros)», dijo en la rueda de prensa inaugural de la cita el presidente del ADB, el japonés Takehiko Nakao.
«Podemos cooperar con el AIIB porque ellos se están centrando (solo) en construir infraestructura», añadió.
Desde su fundación en 2015, el AIIB ha logrado sumar más miembros (70) que el ADB, financiado principalmente por Japón y Estados Unidos, países que no han querido unirse finalmente al proyecto de infraestructuras chino.
El ADB ha proyectado que las economías asiáticas, exceptuando Japón o Corea del Sur, crecerán de media un 5,7 por ciento en 2017.
Sin embargo, durante esta primera jornada de la junta se han subrayado una serie de incertidumbres que pueden afectar a esta predicción, como las tendencias proteccionistas que propugna la Administración Trump en EE.UU., el «Brexit» o una posible victoria de la nacionalista radical Marine Le Pen en la segunda vuelta de las presidenciales francesas.
El ADB ha estimado que, de cara a estimular el crecimiento de todo el continente, las inversiones en infraestructura y otros proyectos de desarrollo deberán de sumar al menos 26 billones de dólares (unos 23,8 billones de euros) de aquí a 2030. (EFE)
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