María Roldán / EFE
Estados Unidos y Japón dieron el martes los primeros pasos hacia un futuro acuerdo comercial bilateral, con el inicio de un proceso de diálogo económico entre el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, y altos cargos del Ejecutivo nipón.
Ambos países se comprometieron en fundamentar la cooperación en tres pilares: la estrategia común de comercio e inversión, las políticas económicas y estructurales, y la consecución de una relación económica que «beneficie y genere empleo en ambas potencias».
«Hoy empezamos un proceso de diálogo económico, el cual podría derivar en negociaciones para un acuerdo bilateral de comercio en el futuro», dijo Pence tras la reunión que mantuvo en el Kantei, la residencia oficial del ministro nipón, con su homólogo y titular de Finanzas japonés, Taro Aso.
Tras el fiasco del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), un asunto que el propio presidente Donald Trump considera ya «algo del pasado», según Pence, la primera economía mundial abre así la puerta a «expandir el comercio a nivel bilateral» y mundial.
El vicepresidente estadounidense aclaró durante su comparecencia que pese a la negativa a este marco, «negociar de forma bilateral con cada país es el mejor camino» para el futuro.
«Expandir nuestra política e incluir el comercio a nivel bilateral crea un marco que permite determinar mejor si con esta situación todos salen ganando», añadió Pence.
En este sentido, Tokio y Washington iniciaron un diálogo económico de alto nivel presidido por Pence y Aso, quienes se comprometieron a volver a reunirse hacia finales de año para seguir avanzando en la integración económica y comercial.
Pence, quien aseguró que lo tratado en Tokio estará muy presente en las futuras negociaciones, mostró el interés de su país de estrechar la cooperación económica con el país asiático, cuarto mayor socio comercial de Estados Unidos.
Japón es, además, uno de los mayores inversores mundiales en EE.UU., donde su inversión directa supera los 400.000 millones de dólares, dijo el número dos de la Casa Blanca, quien añadió que se abre «un nuevo capítulo» en estas longevas relaciones comerciales.
Por su parte, Aso reconoció que las relaciones comerciales entre Japón y EE.UU. han sufrido momentos de «fricción», pero afirmó que ahora «se va a entrar en la fase de cooperación», y que se debe «buscar una norma (comercial) en la región liderada por Japón y EE.UU».
Ambos países se comprometieron a impulsar este diálogo económico durante la cumbre que los jefes de Gobierno de ambos países mantuvieron en febrero en Estados Unidos, tras quedar patente la retirada de Washington del TPP.
Este era el acuerdo comercial más ambicioso firmado hasta la fecha, dado que la docena de países que lo secundaron representaban cerca del 40 % del PIB mundial, y fue promovido por el anterior presidente estadounidense, Barack Obama.
El nuevo jefe del Ejecutivo estadounidense firmó en su tercer día de mandato una orden ejecutiva para sacar a su país del ambicioso acuerdo en el que Japón había depositado grandes expectativas.
El Gabinete de Abe, que cree que el pacto no tiene sentido sin la primera potencia mundial, consideraba el TPP como un incentivo para dar un nuevo impulso a su economía y se convirtió el pasado noviembre en el primer país en ratificar el visto bueno al malogrado acuerdo multinacional.
Ante el nuevo contexto, Japón también es partidario de sacar adelante acuerdos comerciales alternativos como el de la Asociación Económica Regional Integral (RCEP), en el que participan otros 15 países asiáticos y oceánicos, entre ellos China.
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