Paula Escalada Medrano / EFE
Los rencores nacionalistas y el dolor del pasado se olvidan en las canchas de fútbol. Así de claro lo tiene un grupo de aficionados del equipo chino Shanghái Shenhua que desde hace años mantiene una peculiar hermandad con los japoneses del Urawa Reds, ajena a la tensión entre ambos países.
Como ya lo han hecho en numerosas ocasiones desde hace una década, la noche del pasado miércoles los aficionados chinos y japoneses brindaron juntos por el fútbol en un bar de la ciudad de Shanghái, enterrando rencores históricos en pro del balompié.
«El fútbol es una lengua común. Cuando ves juntos a los fanáticos de los dos equipos no ves que haya ninguna rivalidad ni ninguna diferencia, tienen algo común, que es el fútbol», cuenta a Efe Cammy, aficionado del Shanghái Shenhua, uno de los equipos más importantes de esta ciudad del este de China.
El Urawa Reds se enfrentó el miércoles al rival del Shenhua, el Shanghái SIPG, en la Liga de Campeones Asiática y, aunque los japoneses perdieron, muchos de los que viajaron a Shanghái acabaron brindando con sus amigos chinos, enterrando los viejos rencores existentes entre ambos países desde la invasión china de 1931-1945.
Y es que China sigue manteniendo a día de hoy un fuerte rencor hacia los japoneses quienes, a su juicio, no han pedido suficientes disculpas por su «holocausto» particular, ya que la invasión nipona causó en torno a 20 millones de muertos chinos, incluyendo varios cientos de miles de civiles asesinados en la ciudad de Nankín en 1937-38.
Por eso los vínculos sociales entre los miembros de ambos países no son muy frecuentes y gestos como el de los aficionados de estos dos clubes de fútbol no pasan desapercibidos.
La relación no oficial entre los fanáticos de ambos clubes comenzó en 2007, cuando los chinos quedaron impresionados de cómo apoyaban al equipo los 1.500 japoneses que habían viajado a Shanghái a ver a su equipo.
Aquella noche, los Blue Devils, los ultras del Shenhua, fueron a buscar a los japoneses a su hotel no para buscar problemas sino para mostrarles su respeto. Ahí comenzó su amistad que ha perdurado desde entonces.
«Los fans del Shenhua quedaron impresionados con ellos, con la manera en que apoyaban a su equipo. A lo largo de los años los japoneses han sido una inspiración para ellos, para entender cómo se debe apoyar a un equipo», explica Cammy.
El miércoles, cuenta, al estadio del SIPG acudieron numerosos aficionados chinos a apoyar al Urawa Reds aunque no pudieron hacerlo expresamente por petición del Shenhua, quien a través de las redes sociales había lanzado mensajes hacia la calma y la no provocación.
El SIPG es el eterno equipo rival del Shenhua y ambos clubes han protagonizado esta temporada sonados y millonarios fichajes como el del brasileño Óscar o el argentino Carlos Tévez, respectivamente.
Lu Xiao Ming también es seguidor del Shanghái Shenhua y, aunque no estuvo en el campo, conoce bien de la relación existente entre los aficionados de su club y los del Urawa Reds, ya que él mismo vivió varios años en Japón y ha participado en algunos encuentros entre seguidores.
«El fútbol es más grande que China. El nacionalismo es algo que se debe olvidar en los partidos de fútbol», apuntó este forofo, quien piensa que los japoneses están haciendo un muy buen desarrollo de su fútbol, algo de lo que China debería aprender».
En su opinión, el acercamiento de este grupo de aficionados «ayuda a que la relación entre ambas naciones se normalice», desde las bases, desde la población, quienes «tienen que escapar de las presiones e influencias políticas» y «convivir día a día» para ver que las diferencias no son tantas y que el odio debe quedar atrás.
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