La semana pasada, la prensa japonesa reveló que el gobierno de Japón está considerando la posibilidad de que el príncipe heredero Naruhito ascienda al trono, en reemplazo de su padre Akihito, el 1 de enero de 2019.
Un alto funcionario de la Agencia de la Casa Imperial dijo, sin embargo, que sería difícil que Naruhito iniciara su reinado el 1 de enero de 2019, pues el día de año nuevo la familia imperial participa en acontecimientos de suma importancia, como la celebración en el Palacio Imperial (definido como un “asunto de Estado”) o la realización de ritos sintoístas, que interferirían con la entronización del nuevo emperador.
Una fuente gubernamental dijo a Kyodo que el gobierno está discutiendo un plan para que el emperador abdique el 23 de diciembre de 2018, día en que cumplirá 85 años, y Naruhito lo sustituya ese día o el siguiente.
Con respecto al nombre de la nueva era, que corresponde al reinado de cada emperador, el gobierno espera que entre en vigor desde el 2019 aunque no coincida con el día en que Naruhito ocuparía el trono. ¿Por qué? Para minimizar el impacto que el cambio tendría en la vida de los japoneses, pues el nombre de la era es ampliamente utilizado en calendarios y documentos oficiales.
La actual era se llama Heisei.
2018 es considerado el año límite para la permanencia de Akihito en el trono por el gobierno de Japón, pues en su mensaje al país en agoso pasado el emperador hizo hincapié en que 2018 será el año 30 de la era Heisei.
De acuerdo con los medios, el gobierno apunta a que en la próxima sesión de la Dieta, convocada para el viernes, se apruebe una legislación especial para que Akihito pueda abdicar (la ley no permita la sucesión en vida). (International Press)
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