En las taquillas de la estación de Tokio se han encontrado cosas extrañas: armas, antigüedades, drogas, etc., pero seguramente lo más raro (y macabro) han sido el cadáver de una anciana y las cenizas de otra.
¿Quién utilizaría unos casilleros para dejar los restos de un ser humano?
La semana pasada, la policía anunció la detención de Shoji Suzuki, un hombre de 74 años, por dejar en una taquilla de la estación de Tokio una urna con las cenizas de su esposa, revela Tokyo Reporter.
La mujer murió por una enfermedad y fue cremada en agosto de 2014. Suzuki tenía las cenizas en su casa. Hasta ahí, nada fuera de la común.
Sin embargo, empezó a salir con una mujer. Cuando decidieron vivir juntos, al anciano se le presentó un problema: ¿qué haría con las cenizas de su difunta esposa? No la iba a llevar a su nuevo hogar, así que decidió abandonarla en una taquilla de la estación de Tokio.
Hubo otro descubrimiento peor aún y que atrajo la atención de los medios en mayo de 2015, cuando se encontró en un casillero una maleta, y dentro de ella el cuerpo de una mujer, al parecer de más de 70 años.
Aún se desconoce la identidad de la anciana. La policía hizo públicos dibujos con el rostro de la mujer, pero el caso permanece irresuelto.
No se detectaron huellas de heridas o lesiones en el cuerpo de la mujer y lo más probable es que no haya tenido una muerte violenta.
¿Qué ocurrió entonces?
La policía sospecha que la familia de la mujer no tenía dinero para costear un funeral y decidió abandonar su cuerpo en la casilla. Como si fuese una especie de cementerio. (International Press)
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