Embajador peruano que negoció con Castro: «Me dijo: yo sé matar, tú no»

«Luego de plantearle el asunto desde el punto de vista jurídico, me dijo: ‘Bueno, pero hay una diferencia bien grande: yo sé matar, tú no'», relató Pinto-Bazurco en una entrevista publicada hoy en la edición digital del diario El Comercio.

El diplomático peruano aseguró que esa respuesta de Castro fue uno de los momentos más difíciles de la negociación, cuyas conversaciones se realizaron en parte dentro del automóvil del líder cubano mientras recorrían el malecón de La Habana.

«Él apareció solo. Cuando se acercó sigiloso para que no lo vieran, lo invité a pasar, pero no aceptó. ‘Más seguro es mi auto’, dijo. Fue una conversación seria, profunda, por momentos dramática, pero se solucionó porque hubo la garantía de que a esta gente no le iba a pasar nada», comentó Pinto-Bazurco.

También afirmó que Castro entendió el problema desde el punto de vista político y jurídico, y que finalmente accedió a que los cubanos que habían abarrotado la embajada peruana salieran de la isla con salvoconductos, a excepción de tres de ellos, sindicados por delitos mayores.

«Había cinco personas por metro cuadrado. Ello era una señal de que había una enorme presión social y una enorme necesidad por salir del país», recordó el diplomático.

Pinto-Bazurco consideró que lograr la protección diplomática de ese colectivo de cubanos «es la acción más importante que tuvo la diplomacia peruana en favor de los derechos humanos».

El diplomático se comprometió a no revelar los detalles de la negociación hasta que falleciera Castro, quien murió el pasado 25 de noviembre y fue enterrado este domingo 4 de diciembre en Santiago de Cuba, tras nueve días de duelo.

Los detalles de las conversaciones se desvelarán más ampliamente en el libro «Diplomacia y libertad», escrito por Pinto-Bazurco y cuya publicación se hará próximamente.

Luego, unas semanas atrás, apareció en YouTube un vídeo con imágenes inéditas del momento que se vivió en la Embajada Peruana en La Habana. En él los asilados rechazaron que fueran «delincuentes» y «escoria» de la sociedad como Castro los llamó aquella vez. (AGENCIAS)