El Gobierno chino aplaudió que el presidente filipino, Rodrigo Duterte, defendiera su creciente distanciamiento con Estados Unidos durante una visita a Japón, y destacó que sus declaraciones realizadas allí han «ido en línea con el consenso logrado en Pekín».
Así lo aseguró Lu Kang, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, en una rueda de prensa en la capital china, desde donde Duterte anunció la pasada semana el distanciamiento de Filipinas de EE.UU., su aliado tradicional, y su acercamiento a China.
De forma similar, Duterte defendió durante su visita a Tokio los pasados tres días su creciente separación de Estados Unidos, asegurando ayer que desea poner fin a la presencia militar estadounidense en su país «en los dos próximos años».
Unos comentarios similares a los que realizó en Pekín, donde también abogó por retomar el diálogo con China sobre unos territorios que se disputan en el mar de China Meridional.
«China y Filipinas llevan el asunto del mar de China Meridional por una dirección positiva», declaró Lu.
El portavoz resaltó que ambos países han «vuelto a la senda correcta de las conversaciones y negociaciones bilaterales», después de que Duterte así lo acordara la semana pasada con su homólogo chino, Xi Jinping, en Pekín.
Desde su llegada al poder este verano, Duterte ha abogado por retomar el diálogo con China y reducir la importancia de una sentencia dirimida en julio a su favor por la Corte de Arbitraje Permanente de La Haya, a la que Pekín se opone.
«El consenso sirve a los intereses de los dos países y también es una buena noticia para la estabilidad y la paz regional», incidió Lu, quien remachó: «a quien no le guste, puede empezar a salir de su delirio», en alusión a EE.UU. y Japón.
El supuesto distanciamiento de Manila de Washington, y en contraste su acercamiento hacia Pekín, ha despertado el nerviosismo de Tokio, que mantiene su propio contencioso territorial con China en torno a otras islas del mar de China Oriental. (EFE)
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