Detractores sostienen que puede haber confusiones en las familias
Entre noviembre de 1996 y julio de 2016, nacieron 173 niños con esperma donado por los suegros de las mamás en una clínica en Nagano, conocida por sus programas de fertilización in vitro (FIV).
Los niños nacieron de 114 parejas (algunas mujeres dieron a luz a más de uno) en casos en que los esposos eran estériles o tenían problemas de disfunción eréctil, revela Asahi Shimbun.
Sin embargo, en 2003 un grupo asesor del Ministerio de Salud de Japón estableció que la FIV con el esperma o los óvulos donados por terceros solo está permitido cuando el donante es anónimo.
Fue más explícito aún, pues dijo que no aprobaba que se emplearan esperma u óvulos donados por parientes de la pareja por posibles complicaciones en los lazos familiares.
Yahiro Netsu, director de la clínica, tiene otro punto de vista. Sostuvo que las parejas deben tener una opción adicional si las mujeres no pueden quedar embarazadas después de más de dos ciclos de tratamientos de fertilidad con esperma donado por un tercero anónimo.
Netsu dijo que los suegros que donaron su esperma son desde cincuentones hasta septuagenarios.
El tratamiento ha recibido críticas de quienes consideran que puede confundir las relaciones de familia.
Netsu, por el contrario, subrayó que «la existencia de una relación de sangre hace que sea más fácil construir fuertes lazos en la familia».
Del millón de niños nacidos en Japón en 2014, 47.322 (una cifra récord) nacieron de la FIV. Desde 1983, cuando se produjo el primer caso, hasta 2014 se reportaron en Japón 431.626 niños nacidos a través de la FIV.
No existe en Japón, señala Asahi, una ley que norme los nacimientos por fecundación in vitro y otras tecnologías de reproducción asistida. (International Press)
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