«No me importa lo que otros piensen de mí»
Takatoshi Miyauchi tiene 37 años, es padre de dos niñas y desde hace siete años es amo de casa a tiempo completo.
En aquel tiempo estaba enfermo y su esposa ganaba alrededor de dos millones de yenes (19.510 dólares) anuales más que él. Marido y mujer decidieron que él dejara de trabajar por motivos de salud y ella se convirtió en el único sostén de la familia.
Las cosas no fueron fáciles. «Al principio, sentía una confusión interna, preguntándome si era un hombre de verdad», declara a Yomiuri Shimbun. Ahora se siente orgulloso de apoyar a su familia. «Como ahora estoy más involucrado con mi comunidad local, me siento satisfecho”.
Miyauchi pertenece a Lennonpapa, una organización formada por hombres que se quedan en casa a criar a sus hijos y que cada dos meses se reúnen para compartir sus experiencias.
Otro miembro de Lennonpapa, un hombre de 46 años que es amo de casa desde hace cuatro, no se hace dramas por el que dirán. «No me importa lo que otros piensen de mí». Claro y directo.
Hombres como ellos aparentemente son cada vez más numerosos.
En la década de 1990, entre 40.000 y 50.000 hombres estaban en la categoría III de cónyuge dependiente en el sistema nacional de pensiones, cifras que desde 2007 ha subido a entre 100.000 y 110.000.
El profesor universitario Shigeki Matsuda explica a Yomiuri que el empleo se ha vuelto inestable y que las mujeres ahora pueden ganar más que antes.
Los tiempos están cambiando. La periodista Toko Shirakawa afirma que hoy los hombres eligen ser amos de casa a tiempo completo con una naturalidad que no existía hace una década.
«Creo que las mujeres realmente quieren que sus esposos se ganen la vida. Sin embargo, es un hecho que los amos de casa hacen felices a las mujeres que trabajan. Algunas mujeres con altos ingresos podrían estar interesadas en que sus esposos se conviertan en amos de casa a tiempo completo».
En 2014, la agencia matrimonial Zwei sondeó a 1.077 hombres y mujeres de 20 a 69 años que querían casarse. ¿Qué encontró? Que alrededor del 10 % de los hombres aspiraban a ser amos de casa.
Sn embargo, el profesor universitario Masahiro Yamada es escéptico: «A diferencia de otras naciones desarrolladas, si usted renuncia a su trabajo en Japón es difícil que reanude su carrera. En una sociedad donde es difícil que los hombres estén orgullosos de ser amos de casa, no me imagino que el número aumente mucho más». (International Press)
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