Científicos japoneses se inspiran en insectos y peces para desarrollar nuevas tecnologías
¿Qué podemos aprender de insectos y peces? Mucho más de lo que creemos.
Científicos japoneses están buscando respuestas a los problemas humanos hurgando en los patrones de comportamiento de peces e insectos para aplicarlos, por ejemplo, en los aeropuertos para aliviar las congestiones o para mejorar las tecnologías de autoconducción.
Katsuhiro Nishinari, profesor de la Universidad de Tokio, ha trabajado con diez empresas de diversos ámbitos para mejorar su productividad. «La forma en que este trabajo se está haciendo es peor de cómo las hormigas lo harían,» suele decirles a los ejecutivos.
Con su conocimiento sobre el comportamiento de las hormigas, Nishinari estudia los mecanismos detrás de los embotellamientos para buscar la manera de aplicarlo a los seres humanos.
El profesor explica que cuando las hormigas se mueven en fila no necesita reducir su velocidad ni siquiera cuando se agrupan para mover un gran trozo de comida. «Las hormigas utilizan feromonas para comunicar información como en un juego de teléfono», dice. Esté método les permite responder de manera flexible a las circunstancias.
Nishinari puso en práctica en el aeropuerto de Narita un método para reducir las colas, pues los tiempos de espera eran largos debido a que el número de mostradores de inmigración no se adecuaban al aumento de visitantes extranjeros.
El experto ayudó a desarrollar un sistema que consiste en el intercambio de información detallada entre las líneas aéreas, el operador del aeropuerto y el Ministerio de Justicia.
Cuando parten, las aerolíneas comunican a Narita el número de pasajeros extranjeros en los vuelos internacionales con destino al aeropuerto, permitiendo que este habilite mostradores de acuerdo con el volumen de usuarios. Los tiempos de espera, desde que el sistema se implantó en enero de 2015, se habrían recortado a la mitad.
Nishinari afirma que las sociedades humanas, como las hormigas, que no esperan órdenes de la reina, deben centrarse en la toma de decisiones de abajo hacia arriba.
En la industria automovilística, tomando como modelo los bancos de peces, Nissan creó el coche robot EPORO, “un hito en los esfuerzos de Nissan para crear vehículos que eviten los choques”, según Nikkei.
Los coches, que tienen una altura aproximada de 48 cm, pueden viajar en grupos de siete sin chocar entre sí, incluso con obstáculos en el camino, gracias a que se comunican entre ellos para guardar las distancias.
Una mejora de esta tecnología podría permitir que los carros que se conducen solos puedan viajar en grupos, dice Toshiyuki Andou, responsable del proyecto.
Los peces siguen tres reglas: cambian de dirección para evitar chocar con otros peces; se mueven a la misma velocidad mientras nadan juntos manteniendo cierto espacio entre ellos; y se ponen a la par que el resto si se alejan demasiado del grupo.
EPORO tiene unos sensores que sustituyen los órganos sensoriales que los peces utilizan para detectar el movimiento.
El sistema haría posible que los coches en la carretera eviten obstáculos y ayudaría a aliviar el embotellamiento.
El aporte de los biólogos es fundamental para desarrollar tecnologías inspiradas en los animales.
«Hay muchas cosas que son de conocimiento común entre los biólogos, pero una sorpresa para los ingenieros», dice Riichiro Mizoguchi, profesor en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Japón.
Durante unos dos años, Mizoguchi lideró un proyecto para construir una base de datos de insectos, peces y otros seres vivos para ayudar a los ingenieros a encontrar características específicas que puedan aplicarse en las sociedades humanas.
El objetivo era tender puentes entre los diferentes campos académicos que tienden a estar aislados unos de otros.
Las empresas están muy interesadas en la base de datos. La constructora Shimizu, el fabricante de instrumentos de precisión Shimadzu, Nippon Chemical Industrial y Ricoh, entre un total de 16 compañías, forman parte de un grupo de biomimética (ciencia que estudia la naturaleza como fuente de inspiración e innovaciones tecnológicas) establecido el año pasado.
Akihiro Miyauchi, representante de Hitachi, afirma que con una amplia base de datos se pueden descubrir rápidamente capacidades poco conocidas de los seres vivos para trasladarlas al mundo humano.
La biomimética está tomando fuerza en todo el mundo. El método desarrollado por Mizoguchi podría dar a las empresas japonesas una ventaja sobre sus rivales extranjeros en el desarrollo de productos y su comercialización global.
La base de datos cubre 100 características o atributos y cerca de 1.000 especies, números que aunque parezcan grandes, representan solo una fracción de los organismos del mundo. Eso significa que la humanidad tiene mucho que descubrir (y seguro que aprender) de otras especies vivas. (International Press)
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