Nunca se vieron tantas lágrimas de desazón en un equipo
Luis Villarejo / EFE
Fue posiblemente la final más igualada de la historia. Nunca se vieron tantas lágrimas de desazón en un equipo. La crueldad atropelló al Atlético de Madrid.
El hábito de vencer, el gen ganador se alió este sábado con el Real Madrid en una final épica, que acabó con la tanda de penaltis y un gol decisivo de Cristiano.
Lo tuvo por tercera vez muy cerca el Atlético de Madrid. Se le fue vivo el Madrid. Oblak no es experto en los penaltis. Enorme todo el partido, pero las tandas no es lo suyo. Ya en la eliminatoria contra el PSV no vio ninguno. Y hoy Juanfran, tras firmar un partido soberbio, mandó el suyo al poste.
Simeone descartó la palabra revancha desde el primer momento. Optó por el vocablo oportunidad. Era el partido de sus vidas. Y así lo vivieron hasta la extenuación. Filipe Luis y Koke acabaron reventados y lesionados en la prórroga. La fortuna le traicionó de nuevo.
Zidane cambió el mapa táctico del Real Madrid. Nunca ha sido un equipo que presuma de estrategia. Siempre ha vivido el Madrid del talento individual y jamás ha podido presumir de pizarra.
Sin embargo, este sábado sorprendió al mundo del fútbol. Antes del primer cuarto de hora, se vieron detalles desconocidos. Sacó Kroos un córner en corto hacia Marcelo con el fin de despistar al ejército defensivo atlético en el punto de penalti. Jugada inédita hasta la fecha. Nada habitual.
Bale incluso había avisado con una falta lateral. Y en ese contexto, el libreto de Zidane culminó con el gol de Sergio Ramos. Producto de otro balón parado de Kroos que peina Bale a modo de guardia de tráfico y lo incrusta en el barullo que aprovechó Sergio Ramos con otro gol histórico.
La posesión fue del Atlético de Madrid. Un 62 por ciento frente a un 38 en el último cuarto de hora para el Atlético. En el segundo tramo, más de lo mismo. Números anormales. Papeles cambiados.
Control del balón para el Atlético de Madrid. Griezmann tuvo su penalti. Lo mandó al larguero. El segundo tramo fue rojiblanco. Juanfran llegó fino en la transición y Carrasco, letal, llevó la final a la prórroga.
En los penaltis, con tanto equilibrio, decidió Cristiano Ronaldo en el quinto. Ni Oblak ni Keylor aparecieron. Koke y Filipe Luis, especialistas se lesionaron. No llegaron. El Madrid, en cambio, lo bordó en esa faceta. Sergio Ramos tardó en su día en renovar su contrato. Otro título con su protagonismo amortiza su salario.
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