El presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, señaló que no hay indicios que apunten a un acto terrorista.
El secuestrador del Airbus A320, que fue desviado al aeropuerto chipriota de Lárnaca, es un egipcio que pretende pedir asilo en Europa y habría tomado el avión por motivos personales, según informaciones de los medios chipriotas no confirmadas oficialmente.
La televisión pública chipriota señala que el secuestrador está casado con una chipriota que vive en Lárnaca y su intención es que se le entregue una carta.
Según la fuente, el egipcio ha arrojado la carta, escrita en árabe, desde el avión a la pista y ha pedido que se le entregue a su esposa.
La policía está comprobando la identidad de la mujer, cuyo nombre les ha facilitado el secuestrador.
El presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, señaló que no hay indicios que apunten a un acto terrorista, en una comparecencia ante la prensa con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schultz, de visita oficial en Nicosia.
Preguntado si el móvil podría estar relacionado con una mujer, Anastasiadis respondió: «todo tiene que ver siempre con una mujer…».
La agencia oficial egipcia, MENA, que cita a una fuente de seguridad que no identifica, señala que el autor del secuestro se llama Ibrahim Samaha y estaba sentado en el asiento número 38.
Hasta ahora, el secuestrador ha puesto en libertad al menos a 57 personas, pero mantiene retenidos a por lo menos 11, siete miembros de la tripulación y cuatro pasajeros extranjeros.
Entre los puestos en libertad había 18 personas que tienen la nacionalidad egipcia, 10 estadounidenses y 8 británicos.
El avión, un Airbus A320 que efectuaba la ruta Alejandría-El Cairo cuando fue secuestrado, aterrizó en una zona especial aislada del aeropuerto chipriota en torno a las 08.40 horas (05.40 GMT).
Según la Policía chipriota, la torre de control del aeropuerto informó a la policía a las 08.30 horas (05.30 GMT) de que un avión procedente de Egipto estaba siendo secuestrado.
El avión aterrizó alrededor de veinte minutos después en el aeropuerto de Lárnaca, donde hay en estos momentos una fuerte presencia policial. EFE
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