Puede emplearse para hacer productos alimentarios o de belleza
Un científico nipón ha desarrollado un método para obtener a partir de cáscaras de cangrejo desechadas por la industria pesquera una nanofibra de última generación que puede emplearse para elaborar productos alimentarios o de belleza.
El responsable del proyecto es el profesor Shinsuke Ikufu, del departamento de química y biotecnología de la Universidad de Tottori, considerada la capital cangrejera de Japón, según explica hoy la edición digital del diario económico Nikkei.
Al ser testigo de los miles de toneladas de cáscaras de cangrejo que la industria de procesados de Tottori -donde se pescan unas 10.000 toneladas anuales de crustáceos, la mitad de las capturas de Japón- arroja cada año a la basura, Ikufu decidió desarrollar un método para reciclar y aprovechar este material.
Así, acabó diseñando una máquina capaz de procesar la quitina, un carbohidrato que compone entre el 20 y el 30 por ciento de la cáscara del chionoecetes (llamado también cangrejo de las nieves), el espécimen que compone la mayoría de las capturas.
La aplicación de agua y un ácido ayuda a extraer de la cáscara la quitina, que después es refinada a través de este dispositivo que actúa como una especie de mortero.
El resultado son unas fibras de apenas 6 nanometros (un nanometro equivale a una mil millonésima parte de un metro) de grosor.
Ya que el proceso es en principio más económico que los actualmente existentes para producir nanofibras de quitina, la idea de Ikufu es crear este año una compañía con el apoyo de la universidad para proveer a otras empresas con este material que presenta múltiples usos potenciales.
Por ejemplo, tiene las mismas propiedades que las nanofibras de celulosa, que son cinco veces más resistentes que el acero y pesan una quinta parte.
La quitina también interesa al sector cosmético -ya que es efectiva a la hora de tratar irritaciones, cortes o magulladuras cutáneas- y al alimentario.
En este último se estudia su uso como aditivo para el pan, ya que al reforzar las propiedades del gluten permitiría reducir la cantidad de harina en el producto y rebajar así su volumen calórico. (EFE)
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