Aún realizan trabajos que la mayoría de japoneses rechazan, según diario japonés
Japón depende cada vez más de los trabajadores extranjeros para cubrir el déficit de su fuerza laboral. Sin embargo, muchos de los trabajos que realizan son de baja categoría o nadie más quiere hacerlos, afirma Asahi Shimbun.
De acuerdo con estadísticas oficiales, una cifra récord de 790.000 ciudadanos extranjeros están trabajando en Japón, un aumento de unos 300.000 en un periodo de seis años.
La cifra proviene de estadísticas de 2014 recopiladas por el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, debido a que no todas las empresas informan sobre sus trabajadores extranjeros, el número publicado solo cubriría un 70 % de la cifra real, según Akira Hatate de la Unión de Libertades Civiles de Japón, que estima que al menos un millón de extranjeros trabajan en Japón.
Se prevé en los próximos treinta años la fuerza laboral en Japón disminuirá en al menos 20 millones. En ese escenario, “los trabajadores extranjeros, sin duda, jugarán un papel cada vez más importante en el futuro”, resalta Asahi.
Muchos de los extranjeros tienen empleos que la mayoría de japoneses rechazan, como los trabajos de descontaminación en Fukushima.
El diario japonés expone el caso de un boliviano nikkei de 41 años que pasó el verano haciendo trabajos de descontaminación en Iitate, Fukushima. Su principal tarea era cortar la hierba a lo largo de las carreteras principales.
Por ocho horas de trabajo recibía 16.000 yenes (133 dólares).
El inmigrante llegó a Japón cuando tenía 23 años en busca de trabajo y dice que el pago que recibió en Fukushima fue el más alto en sus 18 años en el país.
A pesar de la oposición de su esposa, el boliviano presentó una solicitud para el trabajo. Había 10 personas en su grupo, y cuatro, con él, eran extranjeros.
La compañía que reclutaba trabajadores para Fukushima tuvo que contratar extranjeros por falta de trabajadores japoneses.
A principios de este año, la empresa envió por primera vez a extranjeros para hacer el trabajo de descontaminación, venciendo la desconfianza de los responsables del lugar, que se rehusaban a emplear a no japoneses por temor a accidentes u otros problemas. Desde este año ya no existe ninguna restricción que afecte a los extranjeros.
Aunque el nikkei boliviano pensó que estaba recibiendo un buen salario, el Ministerio de Medio Ambiente había sugerido a las empresas un salario de 25.000 yenes al día por el trabajo que estaba haciendo.
Lamentablemente, hay empresas sin escrúpulos.
El boliviano, al principio, no recibió los 289.000 yenes (2.400 dólares) que le debían por un mes de trabajo.
Cuando exigió su salario a la empresa que lo contrató le dijeron que una compañía de construcción le pagaría. Su caso no era único, a los otros tres extranjeros tampoco les habían pagado. Al boliviano le dijeron después que recurriera a un sindicato.
Pese a todos los problemas, no se arrepiente en absoluto. «Yo quiero hacer nuevamente trabajo de descontaminación. Yo trabajaba en una fábrica de piezas de automóviles, pero no me trataban como a un ser humano allí. Era diferente en el sitio donde hacía el trabajo de descontaminación», dice.
Un funcionario de una importante empresa de construcción hizo hincapié en que ante la proximidad de los Juegos Olímpicos de Tokio, “habrá una mayor escasez de trabajadores, por lo que es probable que haya un aumento en el número de extranjeros que realizan trabajos de descontaminación». (International Press)
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