La nieta del emperador aporta frescura y desenfado
María Roldán / EFE
La princesa Kako, segunda nieta de los emperadores, se ha convertido en la nueva estrella de la familia imperial nipona. A punto de cumplir 21 años ha conseguido conquistar a los japoneses gracias a su frescura en una institución donde prima la disciplina y la rigidez.
Nacida el 29 de diciembre de 1994, Kako es fruto del matrimonio entre Akishino, el segundo hijo del emperador Akihito, y la princesa Kiko, y ha despertado la simpatía del pueblo japonés tanto por su elegancia en actos oficiales como por su carácter transgresor en la intimidad.
Cuando se cumple justo un año desde su primera aparición oficial como adulta, Kako es sin duda el miembro de la familia imperial más cotizado de las revistas y tabloides nipones.
El fenómeno de la popularidad de esta princesa de sonrisa dulce y desenfadada podría equipararse al boom surgido en 1958 con el anuncio del compromiso entre el emperador Akihito y la emperatriz Michiko, la primera persona de origen no noble en entrar en la Casa Imperial, explica la experta Midori Watanabe.
Igual que su abuela entonces, el comportamiento de la hermana mayor del que un día será emperador -el príncipe Hisahito de Japón, único nieto varón de Akihito y tercero en la línea sucesoria al Trono del Crisantemo-, preserva la tradición a la vez que aporta frescura y cercanía, considera Watanabe en un reciente artículo en la publicación digital Nippon.
La popularidad de Kako se debe también a su belleza, una de las más alabadas entre las mujeres de la milenaria Casa Imperial japonesa, y a una voluntad difícil de doblegar.
Muestra de ello fue su decisión de abandonar el año pasado sus estudios en la tradicional Universidad Gakushuin, argumentado que quería un cambio de aires tras estudiar en allí desde su infancia.
En su lugar, decidió entrar en la Universidad Cristiana Internacional para cursar Artes Liberales, cuyo programa se centra en que los alumnos desarrollen habilidades verbales de expresión oral y escrita, así como la capacidad de razonamiento crítico.
Si bien es cierto que la prensa japonesa cubre acontecimientos concretos de los miembros de la familia imperial -nacimientos, cumpleaños, graduaciones, ceremonias de mayoría de edad y enlaces-, la curiosidad que ha despertado la princesa Kako va más allá.
Durante su primera aparición oficial en calidad de miembro adulto -veinte años según la legislación japonesa- de la familia imperial en las celebraciones de Año Nuevo en el Palacio Imperial el pasado 2 de enero, se congregaron más de 80.000 personas en el recinto.
Se trata de la tercera cifra más alta desde que comenzó el reinado de Akihito en 1989, apostilla Watanabe, quien ve en ella una muestra del interés que despierta la joven entre los nipones.
La joven tampoco pasa desapercibida al objetivo de las revistas, que ven en su estilo moderno y juvenil un gesto de rebeldía al encorsetado protocolo imperial japonés.
Con «shorts», camisetas de tirantes o unas modernas gafas de sol, los medios buscan capturar una imagen más personal de Kako, la estrella más prometedora de la familia imperial nipona.
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