Australia es una de las más firmes detractoras de la caza de ballenas
La caza de ballenas en la Antártida retomada recientemente por Japón marca la visita que el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, realiza hoy al país asiático ante la presión de los ecologistas y la tradicional oposición de Canberra a esta práctica.
Hace dos semanas que los balleneros nipones zarparon por primera vez con rumbo a la Antártida desde que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) resolviera en marzo de 2014, tras una denuncia de Australia, que Japón debía detener su programa de captura científica de cetáceos porque claramente no respondía a intereses científicos.
Tokio ha retomado el programa tras reducir en dos tercios, tal y como estipulaba la sentencia, su cuota máxima de captura de rorcual aliblanco.
En cualquier caso, la decisión ha desatado las quejas de grupos ecologistas y países miembros de la Comisión Internacional Ballenera (CBI), encabezados por naciones como Australia, una de las más firmes detractoras de la caza de ballenas.
Ante la presión de los conservacionistas, portavoces de Canberra aseguraron antes de la partida de Turnbull que entre los temas a tratar entre el primer ministro australiano y su homólogo nipón, Shinzo Abe, estará «la preocupación de Australia» en torno a la decisión de Japón de retomar esta campaña en el Océano Antártico.
Se espera que Turnbull y Abe alcancen también un acuerdo para estrechar la cooperación en defensa, concretamente de cara a realizar un mayor número de ejercicios militares conjuntos.
La visita del jefe de Gobierno australiano podría tener también peso en la futura decisión de Canberra a la hora de renovar su flota de submarinos, ya que Japón rivaliza en el actual proceso concursal con la propuesta de un consorcio integrado por Francia y Alemania. (EFE)
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