Una patada “estimulante” e “inspiradora” en el trasero en el Japón actual

Hitomi Nogata y su patada sin costo alguno (foto Nikkei)

Extraños servicios que delatan a una sociedad que necesita contacto humano


Hitomi Nogata y su patada sin costo alguno (foto Nikkei)
Hitomi Nogata y su patada sin costo alguno (foto Nikkei)

El servicio que ofrece Hitomi Nogata, una kickboxer profesional de 24 años, debe de ser uno de los más raros del mundo. Su trabajo consiste, literalmente, en patear el trasero de la gente.

¿Quién recurriría a este tipo de servicio? Alguien como Akira Muramoto, un hombre de 22 años que trabaja en una empresa de Tokio.

El diario Nikkei fue testigo de la sesión. Muramoto se agacha ligeramente, mientras la kickboxer, detrás de él, levanta su pierna derecha y le avisa que la patada va en camino. «¡Ay! Eso duele mucho!», grita el hombre tras el golpe.


Muramoto supo de los servicios de la chica por unos colegas y decidió aventurarse por pura curiosidad. Él hombre le dice a Nikkei que no esperaba una patada tan fuerte.

Sin embargo, no se arrepiente. «Es muy estimulante. No es algo que pudiera hacer todos los días, pero una vez a la semana podría estar bien», declara.

Nogata graba las sesiones y luego las sube a YouTube. Ella no cobra nada. Su mira está puesta en labrarse una notoriedad online. La peleadora recibe apoyo de 3Minute, una empresa con sede en Tokio que promueve a YouTubers mujeres.


En un evento realizado en abril, Nogata pateó a algunas mujeres del público que se ofrecieron como voluntarias. Una de ellas dijo que la patada había sido “inspiradora”.


ALQUILE UN HOMBRE MADURO

Takanobu Nishimoto, un productor de moda de 47 años, ofrece un servicio de coaching llamado «Alquile un hombre de mediana edad».
Nishimoto se “alquila” a 1.000 yenes (8,1 dólares) por hora. Si bien algunos clientes lo contratan para cenar o salir de compras, la mayoría lo alquila para hablar de sus problemas familiares o del corazón. Él los escucha y da su opinión sincera, aunque sea dura.

Ha atendido a más de 1.500 personas, la mayoría mujeres y hombres jóvenes.

Nishimoto asegura que la mayoría de personas que recurren a él ya tienen una respuesta a sus inquietudes, pero necesitan un empujón o simplemente no tienen a nadie en quien confiar.

«Me hace feliz cuando me dicen ‘estaba atascado, pero ahora estoy empezando a ver lo que debo hacer’”, cuenta.

La gente está ávida por ser regañada, dice Hiroki Takahashi, responsable de un programa en TV Tokyo en el que Risa Yoshiki, conocida figura, reprende a la audiencia gritando a la cámara cosas como “¡Quién te crees que eres!”. Su show ha calado en la gente.

¿Cómo se explica todo esto? La omnipresencia de las redes sociales mantiene a la gente hiperconectada, pero la aleja del contacto humano, sostiene Nikkei, que afirma que si hay personas que recurren a una kickboxer para que las pateen o alquilan a un hombre para contarle sus problemas personales se debe a la necesidad de contacto humano.

La existencia de estos servicios es “tal vez un triste reflejo de lo que parece ser una creciente sensación de desconexión de la sociedad entre los jóvenes japoneses”, subraya el diario japonés. (International Press)

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