El boliviano Edgar Lizarazu (52) se está convirtiendo en un personaje del mundo del arte tokiota desde que fue descubierto pintando cuadros con vino, una técnica que es cultivada apenas por un puñado de artistas en el mundo. En Japón él puede ser el único extranjero que lo practica.
Formado en la Academia Nacional de Bellas Artes “Hernando Siles” en La Paz, Bolivia, y muy valorado como diseñador gráfico en Japón, Lizarazu ha transitado durante 12 años entre la sensualidad del Body Paint y la perfección de la computadora hasta que hace año y medio empezó a probar los primeros sorbos del arte que hoy lo tiene embriagado de pasión.
Este hombre, nacido en la región del Beni en 1963, confiesa con sencillez que no conocía de vinos hasta que hace cinco años se enamoró de la mujer que hoy es su esposa. “No sabía nada de vinos y ella, que es una gurmé, me fue mostrando ese mágico mundo”, cuenta a International Press.
En 2013 empezó a crear su primera paleta de colores con la pintura extraída de 150 vinos tintos diferentes. Lizarazu afirma que los ha probado todos porque no sólo se trata de relacionarse con el color sino con todos los sabores, elementos e historia que llenan una botella.
“Cada vino rojo, dependiendo de los años de guarda de la uva, su lugar de origen, clima y muchos otros factores, tiene diferentes colores y reacciones en el papel. Los colores de los vinos tintos van desde el azul violeta de un vino joven al ocre rojo o ladrillo, la escarlatina o tonos carmesí de un añejo”, describe con precisión.
En su visión hay color también en los vinos blancos que, a medida que envejecen, se vuelven más oscuros a diferencia de los tintos que con el tiempo se hacen más claros.
Cada vino rojo, dependiendo de los años de guarda de la uva, su lugar de origen, clima y muchos otros factores, tiene diferentes colores y reacciones en el papel…
Pintar en vino no es la banalidad de introducir un pincel en una copa. Es más bien la maravillosa simpleza con la que un pintor es capaz de transformar en colores un líquido tan complicado como el vino y hacerlo arte.
En principio, para obtener un color, no se necesitan los aproximadamente 750ml de vino de un botella. Bastan 25ml para ello. El resto es poco menos que alquimia.
“He utilizado algunos elementos alternativos como el jugo de limón, ácidos cítricos y azúcares para obtener variaciones en las texturas y los colores, eliminar el alcohol y el agua del vino porque en realidad la parte utilizable es el pigmento de la uva”, explica Lizararu.
Los trazos con vino son únicos y definitivos. Cuando entra en contacto con el papel es imposible arreglar, borrar o corregir las líneas porque se trata de un pigmento líquido puro que se expande rápidamente sobre cualquier textura. “Necesito acertar con trazos decididos y definidos, sin dudarlo, el mínimo error…chau cuadro”, dice el artista.
LA PREGUNTA DEL MILLÓN
Pero el reto no es tanto el control de la densidad de color como el efecto de la natural oxidación de los elementos del vino que apenas entra en contacto con el oxígeno empieza a perder sus tonos originales. Luego de tres y seis meses la pintura no es más la misma.
“Las obras pintadas con vino, con el tiempo, cambian su coloración a tonos más marrones y oscuros. La pregunta del millón es, cómo mantener el color original intacto en el tiempo. Aún no tengo una respuesta”, manifiesta.
No es pintar para la eternidad sino para la vida misma, con sus transformaciones constantes y evolución, aunque con una salvedad…
Por eso dibujar en vino a apasionado tanto a Lizarazu. No es pintar para la eternidad sino para la vida misma, con sus transformaciones constantes y evolución, aunque con una salvedad. La pintura en vino envejece como el hombre, pero jamás desaparece.
Lizarazu lo sustenta así: “El color del vino es extremadamente duradero. El científico Dr. Patrick E. McGovern, de la Universidad de Pennsylvania, que se dedica al estudio de la historia del vino, ha descubierto los residuos de vino tinto más antiguos del mundo, del periodo neolítico temprano, hace 7.000 años! “
SUS PRESENTACIONES
Entre tanto, el artista boliviano disfruta el momento que vive en Japón. El prestigioso diario Tokyo Shimbun le ha dedicado media página, su obra ha sido comentada en el noticiero estelar de TV Fuji, la artista italiana Arianna Grecco lo ha presentado en Europa y se prepara para declarar en un programa de la cadena Bunka Radio.
Además tiene todo listo para presentarse este sábado 14 de noviembre desde las 11 de la mañana en el restaurante del Instituto Cervantes en Tokio donde mostrará sus trabajos y hará una performance en vivo.
Su siguiente destino será Manchester, Inglaterra, donde hará su debut internacional en su nueva faceta artística. Viajará este mes de diciembre con las maletas llenas de pinceles, papeles de dibujo y caballetes. Los vinos, serán ingleses. (International Press)
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Excelente entrevista, soy de Uruguay y también pinto con vino. Mi nombre es Luis Haro Domínguez