El nipón Takashi Murakami, uno de los artistas actuales más cotizados, cree que Asia «no está capacitada» para convertirse en el epicentro mundial del arte contemporáneo pese al auge de los creadores del continente, dijo en una entrevista a Efe.
Murakami (Tokio, 1962) evaluó así la situación del mercado del arte durante la presentación en el Museo Mori de la capital nipona de «The 500 Arhats», que constituye su obra más ambiciosa hasta la fecha y su primera exposición en su país natal en los últimos 14 años.
Para este creador «neopop», «el juego del arte sigue esencialmente en manos de Occidente», aunque China «está intentando trasladar los mercados principales a Hong Kong o Shanghái» con objeto de «asumir el control y cambiar las reglas», dijo.
«Para que Asia se convierta en el centro global del arte contemporáneo haría falta que los artistas asiáticos tuvieran la valentía, las ideas y la inspiración necesarios, y no estoy seguro de que tengan esa capacidades», añadió Murakami.
El pintor, escultor y realizador nipón, que se ha trasladado definitivamente a Japón tras residir durante años a caballo entre Nueva York y Tokio, también se muestra muy crítico con la escena artística nipona y con la sensibilidad del público nacional.
«Yo no quería exhibir mis obras en una muestra aquí, porque no creo que la cultura del arte contemporáneo se ajuste al público nipón. Pero el Museo Mori me lo pidió, y acepté con la condición de exhibir ‘The 500 Arhats'», explicó.
Murakami eligió su obra magna de 3 metros de altura y 100 de longitud que aúna iconografía budista con su característico estilo «superflat» (superplano) y que, por sus alusiones a la tradición pictórica nipona, «podría conectar con los japoneses, sobre todos con los de mayor edad».
Esta serie de lienzos representa a medio millar de «arhat», término budista para designar a quienes han alcanzado el Nirvana, junto a otros motivos del arte oriental como los tigres o los dragones, representados con el colorido estridente y el aire psicodélico habituales en la obra de Murakami.
La obra fue presentada en 2012 en Qatar y concebida como un «obsequio de agradecimiento» a este país por su ayuda a Japón tras el terremoto y el tsunami de 2011, y para su creación, Murakami contó con la colaboración de 200 estudiantes de arte nipones.
«Produje esta obra en una época en la que también estaba dirigiendo mi primer filme y trabajando con un gran equipo, y me dije que podría combinar esta metodología de trabajo con la de mi estudio de pintura», señaló.
Además, «The 500 Arhats» supone para la obra plástica de Murakami una vuelta «al arte por el arte» y un distanciamiento del manga y del anime (animación nipona) como referentes estéticos.
«Ahora mismo me dedico a rodar películas y una serie de animación para televisión, así que no tengo necesidad de hacer arte contemporáneo usando temas del ‘anime'», señaló Murakami, quien añadió que a través de los citados formatos «ya puede trasladar un mensaje» y «emplear una narrativa» propia.
«Por eso creo que mi pintura y escultura se van haciendo cada vez más abstractas», señaló Murakami, quien entre sus múltiples proyectos también ha realizado diseños para firmas de moda y colaborado con músicos como Kanye West o Pharrell Williams.
«Para mí, lo más importante del arte es algo indescriptible, una inspiración que no se puede explicar con palabras. Creo que no tiene sentido buscar un contexto o un sentido a una obra de arte», sentenció el creador nipón.
«The 500 Arhats» podrá verse en el Museo Mori hasta el 6 de marzo del próximo año, junto a otros lienzos y esculturas que reflejan la evolución en la carrera de Murakami, además de pinturas, ukiyo-e (grabados) y miniaturas de la era Edo (1615-1868) que le sirvieron de inspiración. EFE
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